Se trata de Nicola Corradi quien fue la máxima autoridad del Instituto Próvolo desde 1970 a 1997.
25/11/2020 - 16:04hs
El sacerdote Nicola Corradi, condenado en Mendoza a 42 años de cárcel por abuso sexual a chicos hipoacúsicos del Instituto Próvolo de esa provincia, solicitó a la justicia de La Plata ser sobreseído de la causa en la que está imputado. La defensa del acusado se basó en el fallo de la Cámara de Casación Penal bonaerense que resolvió que prescribió la investigación del caso, luego de que el imputado José Britez presentara un Hábeas Corpus.
Corradi, de 84 años, iba a ser indagado el miércoles por la fiscal penal de La Plata Cecilia Corfield, quien investiga los abusos sexuales a niños hipoacúsicos durante las décadas del ’80 y ´90. La defensa del sacerdote pidió la suspensión de la audiencia y presentó un Hábeas Corpus ante la Cámara de Apelaciones platense.
A fines de abril de 2019, la Justicia de La Plata ordenó la detención de los sacerdotes Nicola Corradi y Eliseo Pirmati y de un empleado del Instituto Próvolo platense, acusados de abusos sexuales a hipoacúsicos internados en ese establecimiento décadas atrás.
En esa oportunidad solo pudo ser arrestado el empleado, ya que Pirmati está alojado en un asilo en Italia, por lo que ya se pidió su extradición, mientras que Corradi cumple condena en Mendoza.
Semanas atrás, el Tribunal de Casación Penal bonaerense declaró prescripta la causa que investigaba a Corradi, Pirmati, Britez en La Plata. El fallo lo firmaron los jueces Mariano Borinsky y Víctor Violini.
Según la investigación de Corfield, en los hechos de abuso sexual ocurridos en el Próvolo de La Plata, hubo “una inusitada violencia desplegada para su comisión, que nada la distingue de la aplicación de tormentos e imposición de torturas”. Corradi “fue la máxima autoridad del instituto desde 1970 a 1997″ y su detención se ordenó por los delitos de abuso sexual simple agravado por su condición de ministro del culto católico y encargado de la guarda por el grave daño en la salud de la víctima y reiterado cuando menos en tres hechos y abuso sexual con acceso carnal agravado reiterado por lo menos en cinco hechos en su calidad de partícipe necesario.
Los abusos constatados, según indicó la investigación fiscal, se cometían los días sábado, cuando disminuía el número de alumnos internados y solo quedaban los que no tenían familia.
En noviembre de 2016 salieron a la luz los casos de abusos cometidos contra unos 230 niños y niñas en el lnstituto Antonio Próvolo, situado en la localidad mendocina de Luján de Cuyo, lo que llevó a la clausura del establecimiento. Solo 20 víctimas prestaron testimonio. El caso fue seguido con atención por los denunciantes de las sedes en La Plata y en Verona, Italia, donde nació la institución.
En agosto del 2017, un hombre de 43 años que fue alumno en la sede platense del instituto religioso Antonio Próvolo aseguró que en ese lugar se vivió la misma situación de abusos sexuales que en la institución donde comenzó la denuncia. El hombre, que es hipoacúsico, declaró en la causa de Mendoza y señaló al cura Nicola Corradi como autor y cómplice de los vejámenes ocurridos en la sede del instituto y dio detalles de los abusos sexuales, malos tratos y hasta de la pésima alimentación por parte de los clérigos a los alumnos.
El año pasado, la Iglesia Católica pidió perdón por los abusos sexuales de menores cometidos en el Instituto Próvolo de Mendoza. “La Iglesia nunca encubrió a los sacerdotes en cuestión y el proceso canónico sigue su curso en la Congregación de la Doctrina de la Fe”, indicó. Además, resaltó el hecho de que la Iglesia “nunca ocultó información ni quitó colaboración”.