Secuestraron a un odontólogo
01/09/2016 - 01:20hs
Quedaron probados los cargos que se le imputaron durante el juicio. Además, los magistrados entendieron que el acusado comprendía perfectamente lo que hacía
Por unanimidad, el Tribunal Criminal Nº1 de La Plata condenó ayer a Cristian Martínez Poch a 37 años de prisión por los delitos de privación ilegítima de la libertad, abuso sexual con acceso carnal en forma reiterada hacia su exnovia, Vanessa Rial, y dos de sus hijas cuando eran menores.
De acuerdo a los fundamentos del fallo en referencia a los daños causados a la abogada, “durante los últimos días del mes de agosto y hasta el 6 de septiembre del 2013, en la morada ubicada en calle 23 entre 58 y 59, en un lugar de esparcimiento nocturno de 45, 8 y 9 de La Plata, en la vía pública en la zona de 8 y 45, y en un domicilio que no se puede precisar, Martínez abusó sexualmente de Vanessa Rial accediéndola carnalmente (por distintas vías), mediante violencia física, moral, psicológica y amenazas, como asimismo utilizando medios narcóticos, que generaron que la víctima no haya podido consentir libremente los actos referidos”.
Según el escrito de los jueces Juan José Ruiz, Carmen Palacios Arias y María Isabel Martiarena, durante la audiencia quedó probado que “al menos en una oportunidad, estos hechos fueron realizados con la participación de otro sujeto de sexo masculino, amigo de Martínez”. A ello se le sumaron las advertencias que la víctima recibió entre los días 20 a 23 de septiembre de 2013, donde amenazaban con “dar muerte a sus padres”.
Imputable
En cuanto al otro hecho, “desde fecha no determinada y por espacio de varios años (al menos desde 2002 y hasta 2008)” en distintos domicilios, “pero todos ellos con asiento del grupo familiar”, El Conde “facilitó y promovió la corrupción de sus hijas menores de edad (desde los 6 y 7 años hasta los 14 y 15), realizando en forma constante actos de vejación, violencia física, moral y psicológica, coacción y humillación, dentro de un acto de perversión sexual”.
Los jueces dieron por probado que el acusado comprendía sus actos en un 80%, por lo cual no podían considerarlo inimputable “por psicopatía”.
Admitieron que “lejos de no discernir, tenía la capacidad suficiente para intentar burlar a la Justicia. Sus actos estaban planificados y comprendía el daño que causaba”, sostuvo Ruiz, y agregó que “el tribunal tenía pensado darle más años, pero legalmente no pudimos”.
En este marco, el magistrado explicó: “Si bien existía una postura minoritaria (un 20%) la mayoría sostenía que era punible. Entendimos que él quería encubrir los delitos: lavaba a las mujeres después de golpearlas para que no le hagan la denuncia, se hacía golpear por las propias hijas para que, en caso de que una expareja lo quisiera denunciar, justificara los golpes también. Todo eso nos hizo pensar que evidentemente entendía muy bien lo que hacía y quería evitar a la Justicia”.
Por su parte, el abogado que representa al condenado, Martín Cerolini, le adelantó a Trama Urbana que apelará el fallo, para lo cual tiene 20 días.
Rial: “Costó, pero se hizo justicia”
Pasaron casi tres años desde que Rial había denunciado a Martínez Poch. Ayer se hizo presente en la sala de audiencia para escuchar la sentencia, tras lo cual afirmó: “Costó, pero se hizo justicia”.
La abogada agregó que “a partir de hoy, voy a ser otra persona. Sueño estar bien con mi familia, con mis amigos, sentir paz y poder ejercer mi profesión”. Además, deseó que “todos los jueces sean como Ruiz”, ya que fue él quien tuvo el primer voto para dictar el veredicto condenatorio, al cual adhirieron sus colegas.
“Es el día más feliz de mi vida, después de tres años”, enfatizó Rial, quien comentó que tiene planes de formar una familia, volver a ejercer su profesión de abogada a partir del año que viene y estar con sus amigos y padres.
No se le pudo aplicar el agravante de la violencia de género
Durante los fundamentos del fallo, el juez Juan José Ruiz explicó que no pudieron tomar como agravante la ley de violencia de género porque es una norma meramente declarativa.
“No establece una sanción, es una ley declarativa: dice lo que no debe ser, pero no dice qué condena se puede aplicar. Entonces eso lo tuve en cuenta a la hora de graduar la pena, porque si no, pierde sentido una ley así. Dice que no se le puede pegar a una mujer, pero al momento de tener que imponer una pena, me encuentro con que no hay una establecida”, explicó el presidente del tribunal.
Durante los alegatos, la fiscal del juicio Florencia Budiño había solicitado que se tomara como agravante la violencia de género que sufrieron las tres mujeres.
“Un fallo ejemplar”
“Es un volver a empezar. Se trata de un fallo ejemplar para que no haya más Martínez Poch, para que, antes de violar, golpear y abusar se acuerden de este tribunal”, enfatizó una de las víctimas, Vanesa Rial. Y añadió que el imputado “es misógino, ya está comprobado. Siempre lo veo acompañado de hombres, muy afectuosa y cariñosamente; no era conmigo, era con todas. No va a molestar a nadie más, eso es lo importante”.
La víctima dijo sobre el momento de la lectura del veredicto: “Vi que él (por “El Conde”), en algún momento estaba provocando a mis amigas, pero yo no lo miré. Si el imputado se ríe es porque ya está perdido”. Con referencia a las otras víctimas, Rial señaló que le gustaría conocer a las hijas del imputado y a las demás exnovias, y recordó que fue un proceso judicial “terrible, porque fue un mes muy largo, con testimonios desgarradores”.
Los gestos de Poch
Mientras Ruiz leía el fallo, Martínez realizó algunos gestos que estaban dirigidos hacia amigos y familiares de Rial, y hacia su exvecina, Patricia Acosta. “Me amenazó con cortarme el cuello, levantó un dedo, una ceja y me hacía ojitos”, sostuvo esta última.
Según pudo saber este medio, a raíz de estas gesticulaciones del imputado la fiscal Budiño le realizaría una nueva denuncia. Del lado de las damnificadas también estaban dos tías de las hijas de Poch y una abuela de las mismas.
Acerca de la conducta del DJ, Ruiz señalo que, durante su descargo, “intentó manipular al tribunal como lo hizo con las víctimas, pero ya tenemos años de experiencia en esto. No me interesa si se reía o no; tiene tiempo para pensar ahora”.
Finalmente, el juez enfatizó que “tendría que ser escuchado por todos qué es lo que quiere la gente de los magistrados: que estén más cerca de las víctimas y que no defiendan delincuentes”.