12/06/2014 - 06:51hs
Ocurrió en 37 entre 3 y 4. La víctima, de 40 años, estacionó su auto y fue atacado. Recibió un disparo en la cabeza y otro en la espalda. Murió en el acto. Él o los delincuentes escaparon en otro vehículo. El móvil es un misterio
Un fotógrafo profesional de 40 años fue fusilado en las últimas horas de dos tiros en barrio Norte, poco después de ir al cine y cenar en el centro con su esposa y sus dos hijitas. El móvil del hecho hasta anoche era un misterio y por el violento caso no hay detenidos, informaron fuentes policiales y judiciales.
El crimen se produjo anteanoche, muy cerca de las 23.30, cuando la víctima, Alfredo Galeano estacionó su auto, un Chevrolet Astra, frente al edificio donde vivía, en 37 entre 3 y 4, sobre el numeral 433.
Poco después vecinos escucharon cinco detonaciones y al salir hallaron a Galeano tirado en el medio de la calle con heridas sangrantes, teniendo en una de sus manos un juego de llaves de su vehículo.
Uno de los frentistas alcanzó a observar a un sujeto que se subió a un rodado en la esquina de 4 y 37, e inmediatamente ese auto aceleró para perderse de vista en dirección a la avenida 32.
El fiscal Marcelo Romero, titular de la UFI nº 6 en turno se presentó en el lugar del hecho y ayer a la mañana aseguró que "el móvil no parecería ser el robo, ya que no le falta nada a la víctima, tiene el celular, la billetera, las llaves del auto y el vehículo".
Un investigador policial detalló que Galeano había estado junto a su familia en Cinema 8 y luego habían cenado en el local de comidas rápidas Burguer King.
Galeano, su mujer, María Eleonora Ferrario (36), y las hijitas de ambos llegaron al departamento cerca de las 21.30, y el fotógrafo salió, al parecer para realizar una actividad relacionada con su trabajo.
Casi dos horas después, Alfredo estacionó el Astra, patente DZP 567, le colocó el trabavolante y lo cerró con llaves. En ese momento se escucharon los disparos. “Vecinos dijeron que fueron dos, luego de unos momentos se oyó otra detonación y tras otro silencio, dos más”, precisó un jefe policial.
"No se oyeron ni gritos ni discusiones previas a los disparos, nada, sólo los disparos ", agregó Romero.
El fiscal explicó que en la cuadra donde está la casa de la familia Galeano no hay ninguna cámara se seguridad de la comuna, por lo que se procurará establecer si hay instalada alguna particular en un domicilio vecino.
"Ya se tomó declaración a la esposa, a un hermano y a otros allegados", dijo Romero, quien no obstante aclaró que aún no hay pistas sobre el móvil o él o los autores del homicidio.
"El médico forense dijo que murió casi inmediatamente. Recibió dos disparos, uno en la zona lumbar y otro en la zona occipital. Le tiraron por la espalda", explicó el fiscal Romero.
Los investigadores analizaban el teléfono celular de la víctima, para intentar establecer si recibió algún mensaje intimidatorio y tratar de reconstruir sus movimientos en los días previos al asesinato.
La causa judicial fue caratulada "homicidio simple" por el fiscal, que ordenó diversas diligencias con el fin de esclarecer el hecho.
Un barrio conmocionado y en el que nadie vio nada
Un vecino, cuya identidad quiso mantener en reserva, recordó que Galeano tenía dos hijas a los que llevaba todas las mañana a un jardín de infantes de la zona.
"Es una locura lo que pasó, se oyeron cuatro o cinco tiros y nada más", agregó el hombre, quien explicó que sólo salió a la calle a ver qué pasaba una vez que llegó un patrullero.
Claudia, otra vecina, le dijo a Trama Urbana que “no sabía si eran tiros o el ruido que hacen las motos con los escapes. Después vi al hombre tirado en el piso, y ya había policías. Uno de ellos se agachó y agarró de las manos de la persona unas llaves de un auto. Comenzó a tocar el botón para activar la alarma del auto y darse cuenta cuál era el de la víctima, y así llegaron al Chevrolet Astra”.
“Yo me quise ir – admitió Claudia - pero entonces pensé que el hombre podía estar muerto y tenía que hacer algo. A todo esto vino una señora como de unos 60 años. Al principio pensé que era la mujer, pero por la edad (de la víctima) me di cuenta que podría ser la madre. Se acercó al cuerpo, pero entonces un nenito la agarró y le dijo que no lo mirara, que se fuera”.
Otra vecina, se 45 años, quien prefirió el anonimato, al referirise a la víctima, señaló que "no lo conocía, nunca lo había visto. Acá no nos conocemos mucho. Yo me saludo con la que vive al lado y nada más".
Un barrio conmocionado y en el que nadie vio nada
El móvil del crimen no está claro para los detectives policiales ni para los investigadores judiciales. En principio fue descartado el robo, ya que Alfredo Galeano tenía en su poder la billetera, el celular y las llaves del auto.
“En el vehículo se encontraban costosas cámaras de fotos, una impresora digital y otros elementos valiosos, pero no fueron tocados”, explicó un jefe policial.
Sin embargo, bien pudo haber pasado que él o los delincuentes, hayan optado por matar al fotógrafo cuando éste habría intentado escapar corriendo. Y, como las detonaciones llamaron la atención de los vecinos, decidieron huir con las manos vacías.
Pero la declaración de un hermano de la víctima puso a otra hipótesis como más firme. El familiar admitió no tener mucho contacto con su hermano, por encontrarse distanciados, pero dejó trascender que Alfredo se estaría relacionando con algunas personas de dudosos antecedentes.
Con el transcurso de las horas y tras varias entrevistas a allegados, se supo que Galeano tenía una relación muy amistosa con un barrabrava de Gimnasia, pero sin conflictos aparentes.
“Al parecer tampoco tenía deudas, y se investiga si el fatal desenlace tiene algún condimento pasional. Es que el hombre trabajaba en boliches y fiestas nocturnas y por ahí miró a alguna mujer que no debía”, afirmó uno de los pesquisas, pero reconoció que nada se descarta.
La víctima envió un mensaje de texto a las 22.53
María Eleonora Ferrairo, la esposa del fotógrafo ultimado, contó que a las 22.53 de anteayer recibió un mensaje de texto de parte de su marido el cual le comunicaba que ya estaba saliendo para regresar a la vivienda y luego de ello transcurrido unos minutos le pareció escuchar el ruido habitual que hacía el vehículo al frenar, tras lo cual sintió varias detonaciones y al salir a la calle constató que el hombre ya había fallecido.
Ni bien sucedió el asesinato del fotógrafo, varios vecinos llamaron al 911 y los primeros en llegar al lugar fueron efectivos de la comisaría Segunda. Enseguida arribaron el titular de esa seccional, Pablo Orgoñez, el Jefe de la Distrital La Plata Centro, Carlos Gandolfi y el Jefe de la Departamental La Plata, Darío Camerini.
Los policiales hallaron a la víctima sobre la cinta asfáltica prácticamente sobre la mitad de la calle 37, a la altura del numeral 422.
Los médicos que se presentaron en una ambulancia solo pudieron constatar que Galeano había fallecido.
El fotógrafo estaba vestido con un pantalón de jean, zapatos de color negro, campera verde de tela de nylon y una remera de color rojo con un dibujo en el pecho.
Un vecino alcanzó a ver a un sujeto corriendo hasta la esquina de 37 y 4, donde abordó un auto cuya marca no logró precisar, el cual arrancó a toda velocidad haciendo sonar las cubiertas en el asfalto perdiéndose de vista.
El arma usada fue una pistola 9 milímetros
La autopsia determinó que Alfredo Galeano recibió un impacto de bala en la cabeza y otra en la espalda, cerca del coxis. “Los proyectiles corresponden a una pistola 9 milímetros”, precisó un jefe policial.
Los pesquisas realizaron un relevamiento en la cuadra de 37 entre 3 y 4 y no pudieron constatar la existencia de cámaras de seguridad en los domicilios particulares como así tampoco existen cámaras de monitoreo público en ninguna de las dos esquinas.
Por lo expuesto, el Gabinete de Homicidios de la DDI La Plata tendrá que trabajar arduamente para esclarecer el caso.
El fotógrafo profesional ultimado era muy conocido por su trabajo en fiestas sociales, y por eso la noticia de su asesinato conmocionó a sus clientes y allegados.
Según trascendió, además de cubrir casamientos y cumpleaños de 15, Galeano trabajaba en boliches de La Plata y de Capital Federal.