16/10/2017 - 05:00hs
Eleonora Ferrario, la mujer del fotógrafo asesinado en Barrio Norte en 2014, dialogó en exclusiva con este medio tras la finalización del juicio que llevó a la cárcel al biólogo
El pasado 27 de septiembre, el biólogo Hugo Castillo (55) fue condenado por el TOC nº 2 de la ciudad a 15 años de prisión, acusado de haber asesinado a sangre fría el 10 de junio de 2014 al fotógrafo Alfredo Galeano (40) en la puerta de la casa de este último, ubicada en 37 entre 3 y 4.
La mujer de la víctima, Eleonora Ferrario, se acercó hasta la redacción de diario Hoy y, en un diálogo exclusivo con este medio, dejó clara su disconformidad con el fallo, motivo por el cual va a apelar. “Estaba ansiosa por que arrancara el juicio y a la vez por que terminara. Para mí ya es una etapa cerrada, salvo por el hecho de que ahora vamos a apelar para que le den más años de condena a Castillo. Dos de los tres jueces quitaron la alevosía solicitada por la fiscalía y vamos a luchar por eso. Fue terrible para mí y para mis hijas”, aseguró la mujer.
Con respecto al debate, Ferrario dijo: “Lo viví con tranquilidad, dentro de lo que se pudo. Con sensación de bronca, enojo y tratando de estar lo mejor posible”. A su vez, indignada, manifestó: “Tengo que respetar la resolución de los jueces, pero no es la que esperábamos. Queríamos que le dieran perpetua”.
Sobre el momento del crimen, recordó que su esposo “se fue de casa a las 22.30. A las 23.05 escuché un grito y una secuencia de disparos. Decidí bajar a ver qué pasaba”. Acerca del momento en que vio el cuerpo del reportero gráfico, puntualizó: “Entré en estado de shock y no tuve reacción. No podía creer lo que veía y ya después vino la Policía. Ese día lo noté más nervioso y callado a Alfredo. No era la misma persona que conocía”.
Infidelidades que desencadenaron un crimen
Durante la investigación, se acreditó que Galeano tuvo amantes, situación desconocida por Eleonora. Uno de los amoríos del hombre fue con Marcela Kaufmann, la mujer del biólogo, motivo por el cual este reaccionó y mató de dos disparos a la víctima. “No me esperaba nada de esto, nunca supe de las infidelidades. No sabía que todo esto venía por el lado de una supuesta amante. Supe quién era Castillo el día de su detención y ahí empecé a entender por dónde venía todo”, explicó la mujer.
Al final del juicio, el biólogo le dedicó unas palabras a Ferrario. Al respecto, ella comentó: “Me pareció muy cínico lo que hizo. Dijo que se ponía en el lugar de la viuda y de sus hijas cuando no nos conoce. Me habrá visto las veces que fue a mi casa a vigilarlo a Alfredo, de vista nada más. No puede decir que se pone en mi lugar porque es una falta de respeto. No tiene la más mínima idea de lo que está diciendo y lo insulté porque no aguantaba más. Aguanté tres años y fue una manera de desahogarme”. Además, esgrimió que “no le creí nada a Kaufmann de lo que declaró en el juicio, pero ella sabrá por qué mintió. A mí no me compete en nada”.
Por último, aceptó que “los jueces reconocieron que Castillo fue el autor del crimen, aunque quiero entender si hubo cómplices”.
Un crimen a sangre fría
Por lo que quedó acreditado en el juicio llevado a cabo por el TOC nº 2, Alfredo Galeano, el día de su muerte, fue al cine con su mujer Eleonora y sus hijos. De allí, se dirigieron a cenar a un local de comida rápida del centro y regresaron a su departamento de 37 entre 3 y 4.
El fotógrafo salió nuevamente de su casa por un asunto laboral y volvió minutos después de las 23 de aquel 10 de junio. Estacionó su auto, le puso el trabavolantes, bajó y lo cerró con llave.
En ese momento, fue sorprendido por Hugo Castillo, quien lo abordó por la espalda y sin mediar palabra le efectuó dos tiros: uno le pegó en una de las vértebras y el otro en la cabeza, detrás de la oreja. Mientras Galeano agonizaba, su atacante se dio a la fuga, pero un llamado anónimo permitió que, dos meses después del hecho, la Fiscalía de Marcelo Romero diera con él.
Sin embargo, la mujer de la víctima contó que ese no fue el único dato que ayudó a resolver el caso, sino que “hubo otros indicios, como llamadas telefónicas, mensajes de texto y la señal del celular (la del biólogo estaba próxima a la escena del crimen en el momento en que se produjo el hecho). La llamada anónima sirvió para ir puntualmente por el lado de Castillo”.