Nuevo récord
Imparable: el dólar blue trepó a los $ 15,17
La divisa paralela tuvo un nuevo récord en lo que va del año y quedó a escasos centavos de su pico histórico. Los manotazos de ahogado del gobierno, a través de medidas como la emisión de deuda, no logran calmar la brecha cambiaria. Incertidumbre de cara al futuro y expectativas por una posible devaluación, en la mirada de los especialistas
Deténganlo si pueden. Así se tendría que titular la saga del kirchnerismo en su intento por frenar la escalada del dólar blue, que no afloja: ayer llegó a los $ 15,17 -su valor más alto en lo que va del año- y quedó a 78 centavos de su pico histórico ($ 15,95, en septiembre del año pasado); mientras que el oficial cerró a $ 9,25, extendiendo la brecha entre ambas cotizaciones a más del 63%.
Si no hay un plan económico, consistente y eficaz, no alcanza con que el gobierno y el Banco Central digan que el mercado cambiario está bajo control; o con que improvisen medidas como la colocación de bonos, endeudándose y comprometiendo al próximo gobierno.
Porque la única verdad es la realidad, y no el relato K que maquilla problemas como la depreciación del peso; la caída del poder adquisitivo; la inflación de más del 30% y una recesión económica que deja como herencia un país minado, en el que, según los especialistas, el próximo gobierno no tendrá más opción que retocar el tipo de cambio o devaluar.
Endeudamiento y devaluación
Los inversores advierten ese futuro cercano, y el kirchnerismo, que a través del ministro de Economía, Axel Kicillof, lo negó durante meses, también. Por eso, ayer aprovechó la especulación financiera y la incertidumbre de la gente para colocar el Bonad 2017, un título atado a la variación del dólar de acá a un año y medio. Así, ante las expectativas de una devaluación luego del 10 de diciembre, el Estado decidió colocar US$ 1.087 millones y recibió 10.652 millones de pesos, lo que arrojaría un tipo de cambio de $ 9,79; es decir, el gobierno aprobó un tipo de cambio un 6% superior al oficial, además de incrementar la deuda que deberá pagar la próxima administración.
Medidas como estas “no hacen más que convalidar las innegables expectativas por una posible devaluación, como consecuencia de haber utilizado el tipo de cambio como ancla antiinflacionaria, con un desfasaje que ya es incontenible”, analizó, en diálogo con Hoy, el exSecretario de Hacienda de la Nación, Manuel Solanet, y añadió que, ante este escenario, “la gente que no puede acceder al dólar ahorro o a los bonos, lo hace a través del mercado informal y presiona sobre la cotización del dólar ilegal”.
En tanto, para el economista y titular de la consultora M&S, Rodolfo Santángelo, “al gobierno no le importa lo que pase con los argentinos después del 10 de diciembre, y por eso busca financiamiento por cualquier medio, endeudándose, porque el déficit fiscal crece, porque hay un gasto público desmedido y porque la emisión monetaria (de más del 40%) no alcanza”, le contó a nuestro diario, y explicó que, “a raíz de la expansión monetaria, faltan dólares y sobran pesos; el sobrante de pesos es consecuencia del exceso de gasto público y todo esto influye para que la divisa paralela se dispare”.
El reino del revés
“El peso no es atractivo para el ahorro, por más que la tasa de interés esté en el 27%; la moneda nacional sólo sirve para realizar transacciones o ir al supermercado, pero no es una alternativa de ahorro para protegerse de la inflación, que es uno de los grandes karmas de este gobierno”, coincidieron los economistas consultados por nuestro medio.
“Hay un hecho ineludible de la realidad y es que el tipo de cambio está atrasado, no sólo se atrasa contra la inflación, sino contra el resto de las monedas, porque cuando todo el mundo devalúa, nosotros tenemos el tipo de cambio bajo. Vivimos en el reino del revés”, ilustró Santángelo; mientras que Solanet añadió que la próxima gestión “deberá recuperar el equilibrio fiscal, mientras no lo recupere, tendrá que endeudarse, lo que acelerará el ajuste y la devaluación”.
Como en una bola de nieve imparable, el kircherismo acumula errores y los patea para adelante. Los economistas lo advierten; la ciudadanía lo percibe: el nuevo gobierno deberá ser hábil para restaurar un país arrasado por el malón K.
