El día del famoso boicot al “cordobismo”
Estudiantes peleaba el descenso luego de ser dirigido durante 19 partidos por Cacho Malbernat.
ESTUDIANTESEstudiantes peleaba el descenso luego de ser dirigido durante 19 partidos por Cacho Malbernat.
02/10/2022 - 00:00hs
Entre las diferentes sucesiones de entrenadores de Estudiantes en los últimos años, hubo un hecho significativo que marcó la incidencia que algunos exdirigentes del club le dieron a una parte del denominado “circulo rojo” de La Plata y a empresarios que están en decadencia para elegir a los técnicos que tenían que llegar a la institución. Esto fue lo que ocurrió a comienzos del año 2003, cuando se escuchaba un clamor popular para que se concretara el regreso del Profesor Córdoba, luego de que el equipo perdiera 4 a 2 en el clásico contra Gimnasia en 1 y 57, en la tarde en la que partido no terminó de jugarse por incidentes en la tribuna local.
Estudiantes peleaba el descenso, venía de ser dirigido durante 19 partidos por Cacho Malbernat, que a su vez había sido llamado de urgencia por el incipiente presidente Julio Alegre para reemplazar a Oscar Craviotto, quien había estado casi dos años al frente del equipo.
Anteriormente, la misma camada de dirigentes que encabezó Guillermo Cichetti había probado sin suerte con Pancho Ferraro y Eduardo Solari, quien después de una pretemporada de verano dejó al equipo a la deriva para irse a dirigir al exterior.
Fueron años en los cuales el club y los hinchas se habían acostumbrado a que el equipo peleara el descenso y pierda la mayoría de los clásicos contra el eterno rival.
En abril del 2003, tras la derrota contra el Lobo, hubo un marcha a la sede de Estudiantes reclamando por el regreso del Profe Córdoba, que no resultaba del agrado de algunos directivos amigos de empresarios de La Plata como Julio Alegre. Este último estaba transitando su primer año de gestión como presidente del club sin haber ganado las elecciones (hubo lista única en el año 2002), luego de haber llegado a la presidencia por un acuerdo empresarial con su firma Silicaro, ubicada en calle 50 entre 2 y 3 de La Plata, y estrechar lazos para lograr la distribución y concesión de la marca de café Cabrales en la ciudad.
Alegre y otros directivos ligados a empresarios que pretendían formar parte de la construcción del estadio de Estudiantes en 1 y 57 fogonearon marchas contra el gobierno municipal de ese entonces y generaron una especie de proscripción al Profe Córdoba, que ya había trabajado en otros medios de la ciudad de La Plata como corresponsal internacional en coberturas de mundiales de fútbol, como ocurrió en Francia 1998.
La única manera de tapar la idolatría y el clamor que despertaba el Profe (hombre rebelde para los sectores de poder de La Plata) era convocar a una figura aun más relevante de la historia del club como lo fue Carlos Salvador Bilardo para tapar el “ancho de basto con el ancho de espadas”, en lo que se presentó como una partida de truco entre los hinchas y una parte de la dirigencia y el círculo rojo.
Durante una semana entera, Julio Alegre, Guillermo Cichetti, y otros dirigentes y socios de doble apellido de La Plata de la aristocracia platense, como los Fernández Giachella, los West Ocampo o la familia del senador Juan Pablo Allan, fueron a suplicarle a Bilardo que acepte dirigir al equipo porque de lo contrario los destinos del club quedarían en manos del Profe Córdoba.
“Carlos, tenés que agarrar porque si no el club queda en manos de un hijo de…”, se escuchó entre las frases que usaron para convencer al Narigón, que estaba retirado, viviendo en Buenos Aires y comentando partidos para una cadena de televisión.
Esa camada de directivos que habían embarcado al club en una lucha política contra el gobierno municipal de aquel entonces, usando la excusa de la construcción de un estadio que después terminó levantando Sebastián Verón, ejecutó el denominado “golpe al cordobismo”, en alusión a los socios de Estudiantes que pedían el regreso del Profe en el año 2003.
Bilardo terminó asumiendo a finales de abril de aquel año y renunció en diciembre. Le dejó el cargo a Carlos Pachamé y los hinchas entendieron la maniobra como una traición: volvieron a cargar las tintas contra la dirigencia y finalmente el expresidente Alegre logró convencerlo para que dirija algunos partidos durante el primer semestre del 2004.
El golpe al “cordobismo” se había ejecutado
Luego, ya con la injerencia de Eduardo Abadie, llegó Reinaldo Merlo (2004), más tarde Jorge Burruchaga (2005) y finalmente el Cholo Diego Pablo Simeone (2006).
Con la conquista del torneo Apertura el 13 de diciembre del 2006, el club cambió el paradigma y jamás volvió a pensar en pelear el descenso. Ya no había motivos para llamar al Profesor, como ocurrió en noviembre de 1995, cuando Russo y Manera dejaron al equipo con 0,4 y último en la tabla de los promedios.