Se trata de Amalia Mazzarello, quien logró confirmar su primera pelea como profesional en México. La historia de una deportista local que pasó por la Selección nacional, se recuperó de las dicciones
y encontró en el ring un salvoconducto.
Cansada de malos manejos y falta de oportunidades, hizo las valijas y se fue a entrenar a Munich, con la posibilidad de quedarse radicada allí y representar a la selección alemana, por una invitación que le otorgaron. Al desatarse la pandemia, Amalia Mazzarello decidió regresar a nuestro país en busca de revancha y vaya que la consiguió.
A sus 29 años, la boxeadora platense aguarda ansiosa la confirmación del vuelo que la llevará a México para disputar su primera pelea como profesional. “Ama” tiene ideas, cuestionamientos, y sobre todo, propuestas. Conviene leerlas.
—Empezaste desde muy abajo y hace años venís preparándote para este día. ¿Cómo fueron tus inicios en el boxeo y en qué momento de la vida te encuentra?
—Comencé desde abajo, con madre soltera trabajadora y dos hijas, típica familia de clase media baja . El deporte fue mi cable a tierra y con el paso del tiempo eso se hizo cada vez mas evidente. El boxeo llegó inesperadamente pero con una misión muy profunda, la de reencontrarme con una parte esencial de mi misma. No es solo entrenar y subirse al ring, sino que es el puente que tengo para zambullirme en el mundo y en las personas. A través del boxeo, conozco lo que me rodea, me comprendo a mí y comprendo a los demás.
—Tuviste una preparación de élite en Alemania. ¿Qué nos podés contar de esa experiencia?
—Me fui en búsqueda de potenciar mi nivel boxístico porque acá encontré un techo, si bien allá me agarró la pandemia, aprendí un montón de cosas y tuve experiencia de competencia AIBA. Volví más decidida que nunca para seguir eligiendo el boxeo. A conciencia, porque quiero ser campeona mundial, pero puede ser que todo esto solo sea una gran aventura y tenga el poder de moldearme como una mejor persona. No es “resignación” esto que digo, sino más bien el entendimiento del disfrute real de lo que uno hace.
—Irrumpiste en un deporte donde históricamente predominaron los hombres. ¿Creés que te costó todo el doble por el simple hecho de ser mujer?
—Elijo meterme, elijo ser responsable de generar mejores condiciones para las mujeres en este deporte y también para cualquier deportista mujer o varón que quiera ser boxeador. Creo que equitativamente hay que poner manos a la obra y poner el foco ahí, en generar oportunidades para cualquier boxeador o boxeadora que figure como federado. Ese es el punto donde me gustaría que los medios de comunicación pongan énfasis o al menos den lugar al debate.
—Sos una referente para muchas chicas que están empezando en la disciplina. ¿Qué consejo les darías teniendo en cuenta todo lo que viviste?
—El mensaje que quiero dar es que siempre habrá palos en la rueda, a algunos nos cuesta un poco más arrancar, pero siempre se puede. Uno tiene un corazón y un espíritu que sabe lo que quiere. Y si te “equivocás”, será porque te arriesgaste a confiar en vos mismo. Les diría que se acepten tal cual son, que exploten su singularidad, que está bueno ser la oveja negra y que le metan a full, siempre van a encontrar a alguien que les dé su apoyo, nadie está solo, no estamos solos.