La Academia derrotó por 2-1 a Corinthians en la vuelta de las semifinales de la Copa Sudamericana para llegar por primera vez a la final de este certamen.
En la noche del jueves, Racing derrotó por 2-1 a Corinthians en la vuelta de las semifinales de la Copa Sudamericana para llegar por primera vez a la final de este certamen como así también un regreso a una final internacional después de 32 años. Justamente en esa ocasión también enfrentó a Cruzeiro, con quien se disputará la Copa a finales de noviembre en Asunción. Hay otra curiosidad y es que en 1988 la Academia ganó su última copa internacional contra la Raposa en lo que era la ahora extinta Supercopa Sudamericana aunque en 1992 la perdió por lo que será la tercera final entre ambos.
Después del 2-2 en San Pablo, en un marco espectacular con un Cilindro de Avellaneda lleno y un excelente recibimiento, el conjunto de Gustavo Costas comenzó sufriendo porque a los 6 minutos el Timao se puso arriba del marcador con una gran jugada de Memphis Depay y una muy buena definición de Yuri Alberto, sumado a que luego Gabriel Arias tuvo una gran atajada para impedir otro tanto de la visita. Sin embargo, Juan Fernando Quintero se puso la capa de héroe y los locales golpearon en cuestión de minutos.
A los 36 minutos, Juanfer se hizo cargo de un penal caliente y con un remato explosivo al medio puso el 1-1 que mandaba todo a los penales. Eso no sería nada porque a los 39 minutos, Racing jugó rápido un lateral donde Maravilla Martínez peinó y durmió a toda la defensa para que Quintero pique en soledad para quedar mano a mano y convertir su doblete que le daba la clasificación al albiceleste.
En el segundo tiempo, la Academia defendió a puño apretado esta ventaja y lo hizo con total jerarquía y experiencia para impedir que los brasileños lleguen al empate. Llegado el pitazo final, la mitad de Avellaneda explotó en una mezcla de felicidad y desahogo para que al menos una generación pueda soñar con un título internacional el 23 de noviembre en la Nueva Olla de Asunción mientras que otra generación podrá volver a vivir esa sensación como en 1988.