Los Raptors y otra paliza ante los Nets
Además, Utah Jazz venció por 127 a 87 a Denver Nuggets, gracias al gran rendimiento de Mike Conley, con 27 unidades
En el fútbol, como en la vida, muchas veces se invierten los roles, el diablo mete la cola y las cosas salen al revés
22/08/2020 - 00:00hs
Romelu Lukaku nunca hubiera imaginado definir una final de la manera que lo hizo. Nunca hubiera querido que termine así. Pero en el fútbol, como en la vida, muchas veces se invierten los roles, el diablo mete la cola y las cosas salen al revés.
En el momento menos pensado de la final de la Europa League, el delantero de la Selección de Bélgica, que estaba para definir el partido en el arco rival, quiso despejar una media chilena que conectó Diego Carlos después de un córner y terminó mandando la pelota al fondo de su propio arco. Desazón de todo el Inter, que llegaba con un poco más de pergaminos que el Sevilla a esta final.
El equipo español de Lopetegui coronó su obra con una victoria merecida por el juego, y afortunada por la definición que tuvo el partido.
Ever Banega, un jugador muchas veces criticado por su pasado en la Selección Argentina, pudo cerrar su ciclo en el club de la mejor manera, como campeón, referente y emblema, para dejar el mejor recuerdo entre los hinchas.
Lucas Ocampos, junto al “Mudo” Vázquez posibles piezas de recambio para la Selección nacional, jugaron un rato y mostraron lo que pudieron.
Enfrente, Lautaro Martínez fue un “Toro” bien domado por los toreros sevillanos. Nunca pudo gravitar ni mostrar su potencial goleador como lo venía haciendo en los partidos anteriores, y se terminó quedando con las manos vacías.
Ganó el Sevilla porque fue más efectivo e hizo pesar su experiencia y jerarquía en la Europa League, la cual ya había alcanzado más de cuatro veces en el pasado. Perdió el Inter porque, a pesar del potencial de sus jugadores, no pudo manejar la ansiedad en los momentos justos, y terminó la temporada con una gran decepción: sin campeonato italiano ni títulos internacionales.