Messi llevó a Argentina al Mundial y ahora tienen que ayudarlo a ganar

El Clásico

11/10/2017 - 04:00hs

En el momento más complicado, el mejor jugador del mundo hizo tres goles y el equipo nacional se impuso 3 a 1 a Ecuador

Si el guionista más premiado de Hollywood hubiera escrito este final. Suspenso, angustia y euforia. Todo resumido en 90 minutos de fútbol, en los cuales la Selección argentina se aseguró el pasaporte al próximo Mundial de Rusia 2018. 

Como el compositor Virgilio Espósito, cuando le dio vida al tango Naranjo en flor, el equipo de Messi tuvo que aprender a sufrir, para después amar y luego partir hacia la gesta mundialista. Ni siquiera había pasado un minuto, cuando en el despertar del encuentro Romario Ibarra aprovechó una floja respuesta de Mascherano y sorprendió a Romero, que no entendió cómo le llegaron a definir tan fácil. 

Los fantasmas de la Eliminación merodeaban el Atahualpa y el golpe anímico no podía ser peor. 

En el piso, arrodillada, la Selección juntó fuerza. Lionel Messi tragó saliva y la bronca acumulada de las últimas tres finales se convirtió en sed de revancha. 

Con Biglia presionando, Enzo Pérez allanando el camino y Messi y Di María desbordando, Ecuador se dio cuenta de que se estaba despertando un gigante dormido y no reaccionó. 

El mejor jugador del mundo inició la jugada del empate, cuando se encontró con Di María y definió de primera dentro del área. Ocho minutos después, con el equipo de Sampaoli volcado al ataque, Leo demostró que no se esconde en las difíciles, tal como tantas veces le achacaron: en la primera pelota dividida, le dejó fuerte la pierna al defensor ecuatoriano, ganó la posición y reventó el arco del guardameta Banguera, provocando la euforia de todo un país que tenía el grito contenido luego de tantos partidos sin festejar. 

De allí al final del primer tiempo, Ecuador insinuó una leve reacción, y Argentina se amparó en el sacrificio de Biglia, Mascherano y Acuña. 

En la parte final, los equipos se repartieron el protagonismo. Ecuador salió a quemar las naves y Argentina reguló las acciones. Sin embargo, para terminar de sepultar cualquier jugada del destino, otra vez Lionel se encargó de sentenciar el resultado, cuando a los 16 minutos paró la pelota de espaldas al arco, encaró, se acomodó y la clavó en el ángulo, despertando comentarios y elogios hasta en los propios ecuatorianos presentes en el estadio. 

Como ocurrió hace treinta años con Maradona adentro de la cancha, otra vez un jugador fue determinante para marcar el destino de un equipo que sufrió muchos golpes en los últimos tres años, y que ahora tendrá la última gran oportunidad de sacarse las ganas de levantar la Copa dentro de ocho meses. 

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