Patronato se equivocó de arco
18/12/2016 - 01:37hs
Tras el cierre del campeonato, Nicolás Ibáñez se mostró entusiasmado con su presente y, en diálogo con este medio, hizo un balance de su primer semestre en Gimnasia. Además, confesó sus expectativas de cara a lo que viene
Nicolás Ibáñez tiene 22 años y una mochila de ilusiones a cuesta. Llegó a La Plata a mitad de año, después de jugar en Comunicaciones, un humilde equipo de la B Metropolitana, donde se pagan sueldos ínfimos y los jugadores tienen que salir a trabajar además de jugar al fútbol.
Hoy su vida dio un giro de 180 grados: en seis meses se convirtió en el goleador de Gimnasia en el torneo y puede darse el lujo de decir que vive de lo que le gusta: jugar a la pelota.
Ayer, tras regresar de Mendoza, el jugador nacido en Venado Tuerto analizó junto a este medio el momento que le toca atravesar. Hambre de gloria, resumida en un cuerpo de 1.79 metros, en el que Gustavo Alfaro encontró los goles que no pudo hallar en Vegetti ni Mazzola en el Lobo.
—¿Sentís que estás tocando el cielo con las manos?
—Estoy muy feliz por lo que estoy viviendo, nunca lo esperé. Se dio todo muy rápidamente. El año pasado había tenido un buen rendimiento en Comunicaciones y esperaba poder pegar el salto, pero nunca imaginé que todo se diera de esta manera. Jugar en la “A” es cumplir un sueño y terminar como goleador aporta algo especial.
—¿Ante Godoy Cruz te terminaste de consolidar como titular?
—Creo que aproveché los errores de los defensores y tuve la fortuna de que me quedara la pelota para poder definir. Es un momento particular, pero yo siempre trabajo pensando en dar lo mejor.
—¿Estás conforme con el cierre de este 2016?
—No. Sinceramente nos hubiera gustado quedar más arriba en la tabla, pero estuvimos abocados a la Copa Argentina y eso se notó, porque llegamos a la semifinal, algo que no es para desmerecer. Esto hizo que descuidemos un poco el torneo y somos conscientes. Ahora habrá que apuntar a sumar la mayor cantidad de puntos.
—¿Qué faltó para redondear un año ideal?
—Sin duda, ganar la Copa Argentina. Era el objetivo principal del grupo y lamentablemente no pudimos concretarlo. De todas formas, el balance es positivo: llegamos a estar entre los cuatro mejores y eso nos obliga a superarnos en la próxima edición.
—¿Qué es lo que deben mejorar de cara al futuro?
—Muchas cosas. Tenemos que corregir detalles que nos hicieron perder partidos. Necesitamos generar un mejor juego para llegar con más claridad al arco rival, por lo que tenemos que trabajar especialmente de mitad de cancha hacia adelante. Ni hablar de la eficacia, aspecto fundamental del fútbol en el que tenemos que crecer.