A Estudiantes le alcanzó con lo justo mientras que a Gimnasia la necesidad lo llevó a terminar festejando el triunfo como el principio de un largo camino a la salvación.
Por Daniel “Profe” Córdoba
Fue un fin de semana en donde el fútbol profesional de nuestra ciudad cosechó satisfacciones para sus seguidores.
Son dos objetivos diferentes los que persiguen cada uno: Estudiantes busca reencontrarse con algo de su pasado no tan lejano, lo cual era ganar, aunque sea sin convencer.
Así lo logró ante Huracán y con Racing. Ganó dos al hilo y punto. Es poco para lo invertido, pero algo es algo si pensamos que hace una semana atrás su cuerpo técnico y sus jugadores eran mal mirados por propios y extraños.
Ahora a lo mejor alguno lo sigue mirando de reojo al director técnico, pero por lo menos no hay excusas firmes para sacárselo de encima mientras siga ganando…
El Lobo comenzó nuevamente otro campeonato mirando la tabla del descenso con suma preocupación. Y en lo personal creo que aún debe hacerlo, a pesar de que tiene un poco más de alivio después de lo del domingo ante Independiente en el estadio del Bosque.
Ganar un partido no debería ser nada, pero sí es clave luego de un empate de visita y tras tantos partidos sin poder hacerlo. El triunfo ante el Diablo Rojo de Avellaneda le dio confianza a Gimnasia y eso es clave. Veremos cómo siguen estás realidades.
En este fútbol argentino mediocre como nunca lo fue y con cada partido con la honestidad bajo sospecha (lo digo ahora y desde 1995), solo me interesa que las ilusiones del hincha no sean defraudadas.
Esa gente que puertas adentro nunca me gustó que la llamen “gilada”, que para afuera le demuestran y declaran falsas lealtades y gratitudes cuando todo es un negocio.
En este triste mundo en donde nos quieren convencer y nos venden desde hace décadas y cada vez más que el sálvese quien pueda es el camino, la gente del fútbol al final tiene poco con qué y por lo cual alegrarse.
Por eso rescato y valoro el resultado más que nunca durante un fin de semana en el cual varios equipos no pudieron marcar ni siquiera un gol y hubo récord de partidos que terminaron 0 a 0 en nuestro torneo argentino.