Por Galopón
“Que 28 años no es nada” parafraseando y cambiándole los años pasados (28 por 20) al tango Volver que inmortalizara Carlos Gardel, ese tiempo fue el que transcurrió para que Julio Velasco, platense de pura cepa y orgulloso Bachi´s 70 del Colegio Nacional de nuestra ciudad lograra por fin colgarse una medalla olímpica de color dorado. Era la única espina que le había quedado clavada tras perder la final de los Juegos Olímpicos 1996 en Atlanta contra Países Bajos.
Mucha agua siguió pasando para la vida deportiva de Julio Velasco, sumando logros (incluso vino a pagar su deuda y reconocimiento a Argentina dirigiendo a la Selección nacional por cuatro años) y ya se encuentra en el Olimpo de los entrenadores más destacados de la historia del vóley internacional.
Este platense de 72 años arrancó a dirigir en 1979 en Ferro.
En su momento se había alejado de la profesión para dedicarse a otras cosas como hombre exitoso (lo buscó hasta Ferrari, finalmente fue representante técnico de la Lazio y después del Inter entre 1998 y 2001, los únicos años que se alejó del vóley). Pero le volvió a tirar más la pasión por la dirección técnica y continuó dirigiendo.
Orgullosamente platense, fanático hincha de Estudiantes (jugó al fútbol y después al vóley en el Pincha) es considerado mundialmente uno de los grandes maestros del deporte y su figura trascendió al vóley porque en su momento, por ejemplo, Pep Guardiola lo llamó antes de comenzar su carrera como DT para tomar algunos de sus conceptos.
¡Un grande Julio!
Seguramente mañana estará pensando en otro emprendimiento deportivo porque como dice: “Solo se trata de vivir, me mantiene vivo y eso es lo que hago”.