Juan Minujín y Daniel Burman estrenan Transmitzvah
La nueva película del director tiene como coprotagonista al talentoso intérprete en un relato de búsqueda y transformación.
entrevistaLa nueva película del director tiene como coprotagonista al talentoso intérprete en un relato de búsqueda y transformación.
10/10/2024 - 00:00hs
Presentada en el Festival de Cannes, Transmitzvah es la nueva película de Daniel Burman, protagonizada por Penélope Guerrero, Alejandra Flechner, Alejando Awada, Gustavo Bassani y Juan Minujín. Enmarcada en el contexto de una tradicional familia judía, el puntapié inicial es cuando Mumy, una mujer trans, que triunfa en España decide volver a Argentina para realizar su Bat Mitzva. Hablamos con Burman y Minujín para saber detalles de la propuesta.
—¿Ya habían trabajado juntos?
—Juan Minujín: Habíamos trabajado, yo había hecho un personaje muy chiquitito, que era un mozo, en El Abrazo Partido, de hecho es la primera película que yo hice, digamos, un personaje. Ahí lo conocí a Dubcovsky, ahí la conocí a Anahí Berneri, y después hice con ella Un año sin amor, pero la primera experiencia fue en El Abrazo Partido, con un personaje muy chiquitito, pero que para mí fue un poco el inicio. Fue la primera vez que hice una película en donde hablaba, hasta ahí había hecho alguna participación en cosas muy chiquitas.
—Es decir que la culpa de todo la tenés vos…
—Daniel Burman: (Risas) Era un personaje importante en El Abrazo Partido. Significativo. Era muy chiquito. Hace poco la estrenamos de vuelta, y era impresionante verlo a Juan, era muy chiquito.
—JM: Sí, éramos muy jóvenes. Yo me acuerdo que era un personaje que, en principio, por el guión, tenía dos frases: “Te traje la coca”, o algo así, pero estaba mucho, y además, por continuidad, terminé estando mucho en la película, porque había una conversación acá, y yo estaba atrás. Y para mí fue revelador en el sentido de estar viviendo un rodaje. Para mí era una aventura espectacular. Hice Un año sin amor y ya empecé a hacer más películas.
—¿Querías volver a trabajar con Juan?
—DB: Sí, hace mucho tiempo. Pero él tiene agenda y había que combinar. Empecé a hablar desde bastante antes, incluso desde que esté el guión, lo estuvimos conversando, y le aportó muchísimo al guión. Estuvo también buenísimo. Todo el trabajo lo hicimos desde antes del guión con Juan.
—¿Cómo surge la idea de Transmitzvah?
—DB: Tiene alguna reflexión que lleva muchos años respecto a cómo muchas veces el foco en la cuestión de identidad de género genera un efecto paradojal que simplifica toda la cuestión de la identidad a la cuestión de identidad de género. Y también cómo muchas veces se condena en las narrativas, entre comillas, a personajes que pertenecen a diversos colectivos, de diversas minorías, a que sus conflictos tengan que ver con esa pertenencia, como si uno fuera muchas cosas al mismo tiempo, Cómo se simplifica muchas veces las temáticas que tienen con la diversidad y con la identidad de género, muchas veces simplifican a los personajes, que los hacen funcionales a una sola faceta de sus vidas. Y por otro lado, la temática del amor fraterno me atravesó toda la vida, desde Dos hermanos, con Gasalla y Borges. Me gustaba mucho la idea de estos dos personajes, una mujer trans, cantante famosa, que tiene todo resuelto, su cuestión profesional y de género, pero tiene una crisis muy grande con la filiación. Y el otro, el hermano, que es todo lo contrario, que es un tipo que no puede llevar su existencia, que no puede decidir nada y que tiene que tomar un paso definitivo en su vida personal. Se cruzan los dos hermanos en ese momento clave y los dos tienen que mover una piedra que está muy cerca, pero no pueden. Entre los dos van intercambiando como figuritas y herramientas que tienen que ver también con la infancia para poder dar ese paso final juntos. Me encantaba la idea de estos dos hermanos, de este camino común y que eso, contar una historia de amor de manos, como dicen los Pimpinela.
—¿Cómo creaste el personaje?
—JM: La verdad que fue muy de la mano de Daniel. El trabajo fue muy compartido en ese sentido. Dani tenía como muy claro que quería contar qué le pasaba al personaje y ahí yo me fui como charlando y charlando con él. Encontrando también todas las cosas que tengo yo de Eduardo. Me parece que es estos personajes que, como decía Daniel, les cuesta mucho decidir cualquier cosa. Todo es muy difícil. Se ahogan en un vaso de agua, pero no por el agobio, sino porque ha hecho una vida así. Se ha acostumbrado a vivir así. A mí me gusta mucho, incluso como espectador, los personajes que tienen pocos picos arriba. Los personajes que están como atrás, en la sombra, que están como ahí al costado y
qué sé yo, con un poco de eso me gustan. No sé, siempre me despertan curiosidad. En la vida y como espectador, cuando veo una película que retrata algo de eso, me interesa mucho.
—¿Angelina Jolie (lo dirigió en una película) o Daniel?
—JM: Daniel, son dos cosas diferentes.
—¿Cómo fue mostrarla en Cannes?
—Estaba tan emocionado que no me acuerdo de nada. Fue un shock en el cine espectacular, en la playa. Fue un contexto también donde la mirada de la película es diferente, tuvo muy buena recepción pero ahora llega a su público.
—¿Volverías nuevamente a trabajar con Daniel?
—JM: Sí, de verdad hay algo de él, un carisma para transmitir las cosas y una capacidad de juego en el trabajo que es muy placentero.