Entrevista exclusiva

“Soy feliz cuando la banda suena y la gente agita”

En una entrevista íntima con este medio, Hernán Coronel, cantante y compositor de Mala Fama, se expresó sobre la trayectoria del grupo y su inconfundible impronta

A sus 38 años vive alejado de los excesos, está entregado a la vida en familia y a la música, que es lo que más ama en la vida. Siempre cálido y agradecido por el cariño que le demuestra la gente, Hernán Coronel es un líder cumbiero de pura cepa. 

En 1998 surgieron bandas que instauraron un género musical reconocido como cumbia villera. Los precursores fueron Pibes Chorros, Yerba Brava, Flor de Piedra, Damas Gratis y Mala Fama. Esta última banda recorrió Latinoamérica, sembró éxitos e instaló su inconfundible impronta. Como referentes de la movida tropical, la paciencia y la simpleza que tienen para relacionarse con la gente, los vuelve aún más grandes.

En la primera tarde de calor intenso en la ciudad, el líder de Mala Fama detuvo el ensayo de la banda para atender el teléfono y brindar una nota a este medio con la alegría que lo caracteriza. 

Beccar siempre estuvo cerca

Luis Hernán Coronel creció en Boulogne y, años más tarde, se mudó al barrio La sauce. El cantante caminó un largo recorrido y su familia es “la mejor creación”. Casado, padre de tres hijos y abuelo de una niña, el intérprete transita su vida entre las responsabilidades familiares y las extensas jornadas de presentaciones por todo el país. 

—¿Por qué elegiste la cumbia? 

—A los 8 años aprendí guitarra. En ese tiempo escuchaba la música que ponía mi hermano como Duran Duran, The Police, Sting, U2. Después agarré el teclado y empecé a ensayar ritmos más cumbieros. La cumbia siempre estuvo presente. Es lo que me enciende, si no no lo haría. 

—A partir del éxito de Mala Fama, ¿lograste vivir de la música?

—Gané muchísima plata y en los mejores momentos podía comprarme una casa por mes. Cuando tengo dinero, lo reparto y así sucesivamente. Imaginate que soy el dueño de las letras, del grupo y también el cantante así que ganancias he tenido. Una sola vez en mi vida tuve plata guardada y me duró solo una semana. Mientras más tenés, más gastás. Pero nos va bien. Estuvimos de gira por todos lados y creo que fue un buen año. Es un lujazo dedicarse a la sagrada música, dándole alegría a la gente a todos lados a donde vamos. Vivimos de la música, pero es una profesión de amor, de pasión y de relación con la gente. Ahora estamos trabajando en algunas canciones y siempre improvisamos un espacio en alguna casa porque tenemos una manera particular de ensayar y grabar. 

—¿Cómo te preparás antes de una presentación? ¿Necesitás cierta disciplina?

—Trato de no caer en los excesos. Antes de cada show, intento dormir, estar tranquilo y tomo alguna cerveza. Soy feliz cuando la banda suena y la gente “agita”, me llena de emoción. Nos contratan en todos lados. Llegamos a una provincia en el sur, nos bajamos del avión, damos un concierto y nos vamos en auto a otro lugar. Así todo el tiempo. Entonces cuando llego a mi casa, lo único que quiero es descansar, estar con mi familia y disfrutar.

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