El malestar de Kim Kardashian
En camino a lograr el divorcio del rapero Kanye West, la mediática y estudiante de Abogacía padece las expresiones en su contra realizadas en el universo digital.
La comunicadora vive un gran momento a partir de tomar la decisión de abrir su propio camino. Valiéndose de las redes, ha logrado permanecer como referente mientras impulsa sus proyectos literarios.
01/03/2022 - 00:00hs
Inclasificable, extrovertida, potente, divertida, así es Valeria Schapira, quien hace años despliega su talento en medios de comunicación y sus libros y que sumó, hace tiempo, Viajo Sola, un Instagram en el que comparte, a sus fieles seguidores, lo mejor de cada una de las aventuras que emprende en solitario a los destinos más maravillosos del mundo. Para conocer más detalles de su carrera y de los proyectos que se vienen, diario Hoy dialogó en exclusiva con ella.
—¿Cómo te definís hoy en día vos?
—Siempre fue imposible, el otro día en un evento de gastronomía una persona me miraba, y se acercó la PR y me preguntó a qué me dedicaba, yo ya no me pongo etiquetas. Cuando iba a los canales me preguntaban qué era, y decía periodista y escritora. A la gente le encantan las etiquetas, pero no me puedo definir, soy speaker, el otro día me pusieron en una nota, podcastera, ponele que sea comunicadora, porque esa fue mi formación.
—¿Fue complicado reinventarse?
—Ahora garpa ser rebelde, pero cuando era chica, y quizás estoy distorsionando la realidad, y dije que iba a estudiar Comunicación, mi viejo me dijo: “Esa carrera de vagos”, y eso me afectó, y decidí estudiar también Traductorado Técnico Literario Inglés, que me costó mucho. De hecho, siempre detesté esa carrera, y hasta tuve pesadillas por este tema. Creo que lo hice para complacer a mi viejo, porque en ese momento era muy raro estudiar Comunicación, hoy garpa de otra manera, pero hasta hoy tengo gratitud eterna a la educación pública, tuve muy buenos profesores y mi formación general, de saber de todo, quizás superficialmente, pero me la dio la Licenciatura en Comunicación, y en un momento de revolución política, y todo eso me formó, mi carácter, por ejemplo. Despreciaba mucho la bajada de línea ideológica, y tal vez estuve en las antípodas justamente por eso.
—¿Estas herramientas te sirvieron para ir evolucionando?
—A mí me potencia el no, siempre me dijeron que no, tal vez tuve algunas personas que me potenciaron, una mujer en la televisión, pero siempre las oportunidades me la dieron hombres, como David Feldman, que me llevó a la radio a mis 17 años, donde empecé a hacer micros para una empresa mortuoria, después mi profesor de Publicidad en Comunicación, me llevó a la Agencia de Publicidad más importante de Rosario, Nacho Surani, otro prócer de la radio de Rosario, me dio mi primera oportunidad al aire, y me convertí en la primera o segunda movilera mujer, y no tuve límites en ese trabajo, haciendo cosas sin conciencia del peligro.
—¿Cuándo decidiste empezar a tomar tu propia vida como eje del trabajo?
—No lo pienso, me sale más cara esta manera de vivir que ser complaciente, lo otro no me sale, de hecho hasta que patié el tablero y me fui del programa donde estaba 15 años, dejé de tener ganas que alguien me diga lo que tengo que hacer, aun escuchando siempre, y no salí de un repollo, tengo treinta y pico de años de laburo. Tengo un hartazgo también de muchas cosas, como el bastardeo de la profesión, porque los de mi generación nos formábamos, y lo que hoy me permite vivir, entiendo que es también un mercado persa, donde tenés que pararte y decir que no vas a hacer las cosas por dos caramelos. Yo pago costos muy altos por ser así, porque siempre a una empresa le conviene otra cosa, yo no soy irrespetuosa, pero cuando quiero decir algo lo digo, y eso para muchos es un peligro.
—¿De dónde surge Viajo Sola?
—De mi vieja, que a los 17 años se fue a un intercambio a Nueva York, y desempolvando un trabajo de la universidad que te hacían grabar historias de vida, escuché eso, y había que estar bien parada para hacerlo.
Evidentemente hay algo en los genes, y yo me enojaba mucho con ella, porque si bien ella decía que era feliz, se dedicó a la familia. Al igual que mi madre a los 20 me fui a una beca en Estados Unidos, y así empezó todo. Y está bueno, porque o te animás a viajar sola o te quedás sin viajar.
—¿Estás todo el tiempo buscando cosas en esos viajes?
—Tuve una época que era mucho más exigente, pero ahora me quedo con lo que me llama la atención. Si voy a un lugar trato de no saber mucho de los destinos para dejarme sorprender, me gusta perderme por las calles y buscar cosas raras.
—Y si vas a un mismo lugar, ¿qué hacés?
—Trato de no ir a un mismo lugar, me aburre, al contrario de mis viejos, que tenían un departamentito en Mar del Plata e íbamos todos los años, cuatro meses, impensado hoy en día. Ellos viajaban, además, por el mundo, de hecho creo que me dejaron al mes y viajaron a Japón, y no éramos una familia de dinero, sino de trabajo, y ellos gastaban la plata en viajes.
—¿Extrañás algún medio en particular?
—Me llamaron para alguno el año pasado, pero creo que se cansan porque decís no. Siento que volvería para hacer algo como El don de la palabra, en el Canal de la Ciudad, armado a mí medida, y la gente se sentía cómoda al ir, algo así, sí, pero ir a un medio e incorporarme a una payasada no. Por eso vuelvo, tiene un costo muy alto mi posición actual, pero no soy una terrorista ni tener ganas de acatar “boludeces” y que te digan “destrozalo a este por tal cosa”. Los medios hoy no son lo que eran, está complicado, porque nos hemos formado para cualquier cosa, pero hoy cualquiera es periodista, no hay chequeo, vale todo y las fuentes de los medios son los tipos que andan con los celulare, que no está mal, pero andá y chequealo.
—Algo cada vez más complicado…
—No está mal que las cosas sean masivas, porque yo soy la primera que se desnuda para promocionar un libro, pero creo que, además de aggiornarse siempre, hay que tener códigos.