El derecho al ocio
El descanso es una necesidad humana que se tardó siglos en reconocer y que el capitalismo se las ha ingeniado para hacer rentable.
culturaEl descanso es una necesidad humana que se tardó siglos en reconocer y que el capitalismo se las ha ingeniado para hacer rentable.
14/07/2025 - 00:00hs
El derecho al ocio es un invento relativamente reciente. La jornada de ocho horas, aunque no se crea, tiene menos de un siglo; las vacaciones pagas menos; la semana de cinco días y el fin de semana como momento de reposo es más nuevo aún. A lo largo del siglo XX grandes sectores habían accedido a la posibilidad de trabajar menos de un tercio del tiempo de sus vidas: era una novedad absoluta en la historia del hombre.
El ocio, no obstante, se convirtió en algo que los ociosos no hacían: comprar, adquirir. Las maneras de llenar el ocio se tornaron en mercadería. Imágenes en movimiento, palabras dichas, sonidos iracundos, sacan mejor partido a las tecnologías ineludibles de nuestros días. Aunque se habían pensado originariamente para el trabajo, las computadoras sirven perfectamente para el ocio. Así los tiempos de uno y otro comenzaron a entremezclarse con mucha mayor asiduidad.
El ocio es una palabra con etimología latina –otium-, se remonta a la Antigua Roma y significa “tiempo libre” o “descanso”. Una de las características fundamentales del ocio es su globalización: tanto las series como el éxito de los videojuegos, por ejemplo, circulaban por todo el mundo. La diferencia era, si acaso, que en los países más ricos las consumía un porcentaje más alto de la población y en los más pobres eran mucho más escasos sus usuarios.
Las series son el formato de narración más difundido de nuestra época: cada año se graban más de 10 mil, mitad ficción y mitad documentada. Su circulación ocupa el lugar que décadas atrás llenaba la novela escrita- convertirse en el comentario más habitual de sobremesa de los círculos medianamente informados- y su irrupción había roto con la concentración de la producción audiovisual: es cierto que Estados Unidos sigue siendo una productora infernal de contenidos, pero también comenzaron a serlo otra gran cantidad de países.
Un estudio realizado por expertos argentinos, que incluyó una amplia muestra de adolescentes de 12 a 18 años de edad de ciudades grandes y pequeñas de la Argentina, exploró la carga directa e indirecta impuesta por el uso de pantallas sobre la somnolencia diurna y el rendimiento académico.
“Uno de los hallazgos es que los efectos del tiempo frente a la pantalla sobre estos resultados (académicos) dependían del tipo de actividad frente a la pantalla que realizaban los participantes y demuestran que el tiempo dedicado a los videojuegos afecta al sueño y aumenta la somnolencia diurna, independientemente de los efectos de los primeros sobre los segundos”, advirtieron los investigadores. Según los especialistas, el impacto del uso de pantallas en el aprendizaje se ve acentuado por los hallazgos de alteraciones en la estructura cerebral de niños y adolescentes que pasan cada vez más tiempo delante de pantallas. La luz azul emitida por las pantallas suprime la producción de melatonina, causando una alteración circadiana y perjudicando el inicio y la continuidad del sueño.
Si bien los videojuegos pueden mejorar la memoria, la atención, la percepción espacial, la capacidad de resolución de problemas y la velocidad de procesamiento de la información; también pueden dejar secuelas negativas. Los adolescentes que juegan a videojuegos durante periodos de tiempo más prolongados presentan una menor duración del sueño y una mayor probabilidad de declarar somnolencia diurna, mientras que los que utilizaban dispositivos móviles de forma más intensiva mostraron un mayor riesgo de reducir su rendimiento académico. Tienen un efecto adictivo y de aislamiento social. “Nuestros hallazgos destacan la importancia de mantener una higiene del sueño adecuada y de limitar el uso de pantallas para preservar el aprendizaje entre los adolescentes. Los estudios futuros deberían diseñarse teniendo en cuenta los hallazgos aquí descritos”, concluyeron.