cultura

El escritor que leía la mente del lector

Canetti retrató las tendencias enfermas de nuestro tiempo que conducen al autoritarismo

Interés General

30/09/2024 - 00:00hs

Elías Canetti llegó con lo puesto a Londres en 1938, como tantos otros intelectuales y artistas de lengua alemana, en su mayoría judíos. Hasta ese momento, había publicado un único libro, tres años antes en Viena, la novela “Auto de fe”, que le había valido el respeto instantáneo de Robert Musil y Thomas Mann, entre otros gigantes de la literatura. Pero fue muchísimos años después que Canetti pudo reconciliarse con la pluma y el papel, cuando vio, acomodados contra la pared de una recova, a los escribientes marroquíes, en el marco de un viaje a la ciudad de Marrakesh.

Los escribientes no hacían nada para atraer a la gente: estaban sentados, enjutos, a cierta distancia unos de otros para tener intimidad cuando un cliente se les sentaba enfrente y contratara sus servicios. “Escuchaban con una rara intensidad, ajenos al bullicio. Esperaban al final sin escribir una palabra, luego se quedaban con la mirada perdida meditando cómo expresar cabalmente lo que les pedían escribir”, aseguraba Canetti. El escritor retornó a Londres con otro ánimo y logró por fin encontrarle a “Masa y poder” la forma literaria que necesitaba. Ese libro, afirman sus biógrafos, sería la obra bisagra para obtener el Nobel de Literatura.

“Masa y poder” es un libro único en su rubro por su inclusividad: envuelve siempre al lector, nunca se aleja ni se hace inextricable, envuelve e invade de conocimiento. Para Canetti escribir un diario era dialogar sin concesiones con un otro yo ficticio, un interlocutor cruel y despiadado porque —decía— si el escritor ha de ser capaz de conocer lo más terrible, común y peligroso que brota de la humanidad, “¿cómo te atreves a escribir algo tan falso sobre ti mismo, solo porque te resulta cómodo?”.

En 1963 se suicida su esposa Veza, y ocho años después vuelve a casarse, con una museóloga, Hera Buschor. Fijó su residencia en Zúrich, donde vivió aislado del mundo exterior hasta su muerte, en agosto de 1994.

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