En el interior de la histórica casona que perteneció a Dardo Rocha, en calle 49 entre 2 y 3, se encuentra uno de los tesoros platenses más antiguos que resiste los avatares del tiempo.
En el interior de la histórica casona ubicada en calle 49 entre 2 y 3 se encuentra una de las joyas arquitectónicas de nuestra ciudad: el Patio Nazarí, que Dardo Rocha mandó a construir para su suegro, Diego Pantaleón Arana, a finales del siglo XIX y que resiste los avatares del tiempo.
Construido en el año 1885, en el interior de la mítica edificación se conserva una réplica del célebre Patio de los Leones de la Alhambra. Fue el fundador de La Plata quien mandó a recrearlo, inspirado en el Patrio de los Leones de la Alhambra.
Se trata de una de las pocas obras de esa época que se mantienen en pie y en 2008 fue declarada por ley como patrimonio histórico y cultural de la provincia.
Las piezas de la reliquia fueron traídas desde España para que sean ensambladas en la ciudad y el trabajo fue ejecutado por el artista español Ángel Pérez Muñoz, quien tardó dos años para finalizarlo.
Diego Pantaleón Arana retiró del puerto los moldes enviados desde Granada por Dardo Rocha para que aquel pudiera concretar su patio nazarí soñado. Fue él quien pretendió conocer la ciudad española Granada, y al no lograrlo, su yerno decidió regalárselo.
En cuanto al corazón del hogar, se pueden observar las fugas en perspectiva, delgadas columnitas con ornamento curioso, arcos mocárabes, cúpulas recubiertas y estucos decorados.
La casona posee un estilo típico de la arquitectura de esa época, con un patio central amplio rodeado de habitaciones: dormitorios, un comedor, una cocina y un baño principal.
Se encuentra deshabitada desde 2007, cuando se marchó la última habitante, la viuda de uno de los Arana. Desde ese entonces se encuentra abandonada y permanece una disputa entre herederos y autoridades que pone en peligro a una pieza arquitectónica única en el continente.
Pese a que se trata de un “Bien Patrimonial del Casco Fundacional" por el Municipio y como “Bien de Interés Histórico y Arquitectónico e incorporada al Patrimonio Cultural” de la provincia de Buenos Aires, la histórica edificación sufre las consecuencias del paso del tiempo y de las decisiones políticas.