El príncipe de las vanguardias

David Bowie murió el domingo 10 de enero de 2016, dos días después de su cumpleaños número 69. Hacía menos de una semana que había publicado su vigésimo quinto disco: Blackstar. Tenía la elegancia de un talento que no precisaba de estridencias para hacerse notar. Fue cantante, compositor, actor, artista plástico y mimo. Parecía haber venido a la vida –o a la tierra, ya que parecía un príncipe extraterrestre-, con una misión, alborotar el avispero, con su manera de entender el arte y la sexualidad.

Nació con el nombre de David Robert Jones, el 8 de enero de 1947, en el sur de Londres. A los 15 años formó una banda de rock, soñando ser Mick Jagger. Gracias al impulso de su primera mujer –Angie, con quien tendría un hijo- y al productor Tony Visconti, decidió presentarse con un aspecto andrógino, maquillaje teatral, y acuñar ese estilo musical que lo identificaría para siempre –lo que no excluye que se atreviera a salir una y otra vez de su zona de confort, sorprendiendo con sus innovaciones-.

Hay tres discos cruciales en la trayectoria de este artista que comenzó a ver la luz con Space Oddity: The Idiot–producido por Iggy Pop, en Alemania-, Low –con una atmósfera de sintetizadores construida por Brian Eno- y Heroes–su duodécimo álbum, el que en 1977 lo llevaría a la masividad sin dejar de estar un paso por delante-. Sus videoclips llevaban sus canciones a todos los rincones del mundo.

Su primera aparición cinematográfica la hizo a los 22 años, en un cortometraje titulado The image, luego vendrían dos docenas de actuaciones, entre las más destacadas se cuentan El hombre que vino de las estrellas, Laberinto y El ansia, además de participar en una docena de documentales –entre los cuales hay uno dedicado a John Lennon y otro a Lou Reed-.

La primera visita que hizo a nuestro país fue en septiembre de 1990, para participar junto a Eric Clapton en el Derby Rock Festival, en el Estadio Monumental.

Ese año se puso en pareja con la modelo somalí Imán, con la que se casaría dos años después, y con la que tuvo a su segunda hija, Alexandria.

Rodrigo Fresán escribió: “Bowie tuvo muchas vidas públicas y una muerte íntima en 2016 a la que puede considerarse como su última obra maestra y una cima de elegancia existencial al sincronizarla –consciente o no– con la edición de ese autorréquiem que fue Blackstar/No plan”.

Paul McCartney lo consideraba una gran estrella y dijo sobre David Bowie: “Conservo como un tesoro los momentos que pasamos juntos. David ha jugado un papel muy importante en la historia de la música británica”. Madonna dijo que Bowie es un artista que cambió su vida y recuerda que fue de él el primer show que vio en su vida. En tanto Bono -de U2- describió: “No es exagerado decir que lo que Elvis significó para Estados Unidos, David Bowie lo representó para Irlanda y el Reino Unido. Fue un cambio radical en la conciencia”.

Este artista que se nutría de lo mejor de los demás para dar lo mejor de sí, que se volvió uno de los más influyentes e imitados artistas de la música pop, como Mick Jagger, Springsteen, Peter Gabriel, McCartney y no muchos más: fue un músico que sobrevivió a la ferocidad del rock, un género que quiere que sus artistas sean siempre jóvenes.