Diario Hoy dialogó
con Mariano Jabonero, secretario general
de la Organización
de Estados Iberoamericanos,
sobre el impacto
de la pandemia
y la necesidad de plantear sistemas
de educación híbridos.
El impacto de la pandemia de coronavirus en la educación podría desembocar en una catástrofe generacional. Según un informe global de Unicef, unos 463 millones de niños en edad escolar no tuvieron acceso a la educación a distancia. Las limitaciones de la virtualidad y las desigualdades se vieron reflejadas en la evidente brecha digital, lo que trae como consecuencia la deserción. Desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estiman que 1,2 millones de estudiantes latinoamericanos no volverán a las aulas después de la cuarentena. En Argentina, una investigación de la Fundación Voz proyecta hasta un 45% de abandono escolar.
En un marco de retorno a la presencialidad, y ante la obligación de plantear estrategias a futuro, diario Hoy dialogó con Mariano Jabonero, secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) sobre los efectos de la pandemia y la necesidad de establecer un nuevo sistema educativo.
—¿De qué manera impactó la pandemia sobre el sistema educativo?
—Puso de manifiesto nuestras miserias. Una buena parte de la población escolar de la región no tiene acceso a conectividad porque en sus casas no tienen internet. Más del 50% de los chicos de la región han quedado incomunicados en su confinamiento, y esa brecha digital genera otra brecha, la social educativa.
Miles y miles de escuelas de la región no han ido avanzando en soluciones para estas sociedades. Pensábamos que eso se podía paliar con sistemas digitales y no es cierto, porque, en zonas de Centroamérica, hasta casi el 90% no tiene ninguna conectividad, por lo tanto han quedado incomunicados y sin capacidad para salir de su confinamiento educativo.
—¿Cuáles son los principales desafíos de la era pospandemia?
—Veníamos de un sistema educativo que era muy injusto y muy ineficaz, incluso que expulsaba masivamente a chicos con modelos curriculares obsoletos; es decir, un modelo educativo que no funcionaba bien y que fue destruido por la pandemia. Esto es la ruina de un sistema y una oportunidad de reconstruir algo diferente.
Esa acción de reconstrucción significa plantear un sistema futuro que tendría que ser híbrido, en el cual todos tengan acceso a la educación presencial, que es imprescindible, y también a distancia. Además de eso, debe existir la posibilidad de brindar educación en otros espacios educativos no escolares. Ese es el modelo futuro, y estamos convencidos de que no hay otra oportunidad.
—¿Qué tan grave es el éxodo escolar?
—Es gravísimo. En el caso de Argentina, el nivel de abandono va del 25 al 40%, y si bien la media de América Latina es del 40%, es posible que con la pandemia se incremente en un 17%.
Esto implica la pérdida de capacidad de conocimiento social. Son chicos y chicas con niveles de formación muy bajos, que salen a la calle sin competencias básicas para construir una vida y un futuro, y eso repercute en el conjunto de la sociedad.
—¿Qué tanto hay que invertir para responder a este panorama?
—Los países europeos están invirtiendo entre el 20% y el 30% del PBI, es decir, miles de millones. Esta es la primera vez en la historia que la Unión Europea se endeuda para compensar una crisis.
Por otro lado, América Latina está dedicando a la salida del coronavirus el 2% o el 3%, realmente muy poco. Por eso hay que hacer una apelación a los fondos de inversión para que inviertan en la educación de la región, porque es un problema ético, político, solidario y económico.
De igual manera, hay que destacar que no es cuestión de invertir más, sino de invertir mejor.
—¿La educación está viviendo su peor momento?
—Es la mayor crisis educativa de los últimos 100 años, es la mayor crisis económica desde la Gran Recesión de 1929 y es una crisis que va a tener efectos muy graves.
Mi mayor preocupación es que al final terminemos con sistemas educativos con menos calidad, menos equidad y menos inclusión.