Ocurrió en 477 y 7 bis. Varios vecinos denunciaron que lo que funcionó como parte de la Unidad Sanitaria se convirtió en un chiquero en donde merodean gallinas entre la basura.
Una grave denuncia pública pesa sobre las autoridades sanitarias y el mismísimo intendente Julio Garro, por permitir el ingreso -indebido- de personas ligadas a la gestión municipal a un predio que estaba destinado a una unidad sanitaria y fue tomado como vivienda propia.
El hecho pesa sobre las tierras que están en la calle 477 y 7 bis, en el fondo de la Unidad Sanitaria n°38 de la Dirección de Sanidad de la Municipalidad de La Plata. Este lugar tiene su frente de ingreso sobre calle 477, con 23 metros, y un lateral sobre calle 7 bis (hacia calle 478), de 33 metros. El edificio sanitario municipal se encuentra en la primera mitad del predio, mientras que en la parte posterior se hallaba una “huerta comunitaria” que la educadora sanitaria utilizaba para inducir a las vecinas al desarrollo de huertas, con el objeto de mejorar la alimentación y la calidad de vida.
Según se supo, en el año 2015, cuando asumió el intendente Garro, el por entonces coordinador de administradores municipales, Rubén Gauna, habría permitido a otro vecino, que se identificó como Miguel Jaime Ferrer, y a su esposa Karina Gusmán, ingresar a un área del terreno que le pertenece a la Unidad Sanitaria para vivir. Ferrer, además, figuraba como empleado del Municipio, a tal punto que cuenta con el número de legajo 712858.
Los propios vecinos señalaron que Ferrer era el responsable de la Dirección de Espacios Verdes, dependiente de la delegación comunal de Gonnet, por ese entonces a cargo de Omar Bávaro.
Según se supo, Ferrer fue dado de baja de su cargo en el Municipio platense, pero sigue viviendo en lo que figura como una parte de la Unidad Sanitaria frecuentada y habilitada por el área que está a cargo de Enrique Rifourcat como secretario de Salud de la gestión de Julio Garro.
“Lo que era parte de un centro de salud se convirtió en un acopio de chatarra, restos de automóviles, que desarman para venta como metal, basura de todo tipo y gallinas que deambulan por la parte posterior de la salita”, comentaron los vecinos, que sacaron fotos de cómo está ahora el terreno de la calle 477.