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Hallaron los restos del queso más antiguo del mundo

Las trazas de kéfir fueron descubiertas en unas momias chinas de más de tres mil años.

Interés General

27/09/2024 - 00:00hs

Un equipo de investigadores de la Academia de Ciencias de China logró extraer el ADN del queso más antiguo del mundo encontrado junto a unas momias de 3.600 años de la cuenca del Tarim. Así, confirmaron que se trata de trazas de kéfir, indicando que a diferencia de lo que se creía este fermentado no es de origen ruso, sino chino.

“Se trata de la muestra de queso más antigua que se ha descubierto en el mundo. Los alimentos como el queso son extremadamente difíciles de conservar durante miles de años, lo que hace que esta sea una oportunidad única y valiosa. Estudiar el queso antiguo en gran detalle puede ayudarnos a comprender mejor la dieta y la cultura de nuestros antepasados”, destacó Qiaomei Fu, del Instituto de Paleontología y Paleoantropología de Vertebrados de la Academia de Ciencias de China.

Según indicaron los investigadores, hace dos décadas se descubrieron unas misteriosas sustancias blancas untadas en la cabeza y el cuello de varias momias. En ese entonces, los científicos pensaron que estas sustancias podrían ser un tipo de producto lácteo fermentado. Con los estudios recientes, pudieron confirmar el origen del producto. Sobre esta investigación, remarcaron que las muestras contenían especies bacterianas y fúngicas, entre ellas Lactobacillus kefiranofaciens y Pichia kudriavzevii, que se encuentran comúnmente en los granos del kéfir actual.

La secuenciación de los genes bacterianos del antiguo queso de kéfir permitió al equipo rastrear cómo evolucionaron las bacterias probióticas a lo largo de los últimos 3.600 años. En concreto, compararon el antiguo Lactobacillus kefiranofaciens del antiguo queso de kéfir con las especies actuales. “Nuestra observación sugiere que la cultura del kéfir se ha mantenido en la región de Xinjiang, en el noroeste de China, desde la Edad del Bronce”, sumó Fu, quién luego concluyó: “Se trata de un estudio sin precedentes que nos permite observar cómo evolucionó una bacteria a lo largo de los últimos 3.000 años. Además, al examinar los productos lácteos, hemos obtenido una imagen más clara de la vida humana antigua y sus interacciones con el mundo”.

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