La cantante más precoz de la historia
Mercedes Capsir es la cantante lírica que se inició más temprano en los anales de la ópera, y se caracterizó por la brillantez de sus agudos.
culturaMercedes Capsir es la cantante lírica que se inició más temprano en los anales de la ópera, y se caracterizó por la brillantez de sus agudos.
04/07/2024 - 00:00hs
Es considerada la cantante que debutó a más temprana edad de la historia: Mercedes Capsir salió a escena a los trece años, interpretando el papel de Gilda en Rigoletto de Verdi, sorprendiendo y causando sensación su voz de soprano y de gran pureza tímbrica. Con posterioridad, se confirmaron los dotes demostrados y su dilatada carrera estuvo jalonada por grandes triunfos, cuyos escenarios fueron, sobre todo, el Teatro del Liceo de Barcelona y los principales coliseos italianos. Al retirarse de la escena, fue nombrada profesora del Conservatorio más importante de España. Su legado resistió hasta nuestros días.
Mercedes Capsir pertenecía a una familia catalana de tradición musical, su padre, José, era barítono, y su madre, Mercedes Tressols, soprano. Durante el siglo XIX, y también a lo largo del siglo XX, algunas de las féminas que lograron desarrollar una carrera profesional en la música lo hicieron, al igual que Capsir, continuando el oficio familiar. En esa época, las cantantes de ópera eran las grandes estrellas: enaltecidas y adoradas, tenían una reputación internacional y hacían sus apariciones en los teatros más ilustres de Europa. Mercedes, por su parte, estudió en el Conservatorio del Liceo de Barcelona, donde fue discípula de Joaquín Vidal Nunell, y su primera actuación pública se produjo en Girona en 1914, y solo días después debutó en Barcelona.
El primer espectáculo después de finalizada la Guerra Civil española se celebró en el coliseo barcelonés el sábado 29 de abril de 1939, a las seis de la tarde, con la presencia de un nutrido público formado por lo más granado de la sociedad barcelonesa y por un elevado número de militares de acuerdo con el carácter del régimen imperante. Anunciada como Extraordinaria función benéfico-patriótica, se ofreció una representación de La Bohème.
La célebre ópera de Puccini fue la elegida para esta importante cita no solo por su popularidad, sino además por su excelencia dentro del repertorio italiano, tan del gusto de la burguesía local, cuya figura indiscutida fue Mercedes Capsir. Así lo reflejó La Vanguardia Española: “Mercedes Capsir se impuso a la admiración del auditorio por la pureza de su voz, límpida, ágil, extensa: por su maestría de cantante, por su fina sensibilidad artística y por su fidelidad interpretativa”.
Tras haber cantado en los teatros españoles más destacados, en 1916 dio el salto internacional con producciones en Lisboa y Buenos Aires. En nuestro país, su actuación fue en el Teatro Colón, haciendo la célebre obra en tres actos, de Giuseppe Verdi: Rigoletto. A pesar de que hizo su presentación en Milán en 1918, no fue hasta 1924 cuando debutó en La Scala, siempre como Gilda de Rigoletto bajo la dirección de Arturo Toscanini y compartiendo escenario con su célebre compatriota Miguel Fleta. De acuerdo con sus rasgos como soprano de coloratura, durante su carrera abordó un repertorio formado, entre otras óperas, por La Traviata, Rigoletto o El barbero de Sevilla, pero también La Bohème pucciniana. Aunque Capsir fue la gran estrella de la función liceísta de abril de 1939 -como se puede constatar por el mayor tamaño de la tipografía utilizada para plasmar su nombre en el programa de mano que se puede ver en esta página-, la soprano compartió escenario con otras figuras consagradas, como Carlos Merino, Colombo Ciprione, Rosa Sanz y Manuel Gas, todos ellos bajo la dirección de José Sabater.
Rodolfo Celetti, entre otros críticos, subrayaba la adversa circunstancia de que la voz de Mercedes Capsir no fuese muy “fonogénica”, habida cuenta de los procedimientos de grabación de la época. Que esta voz, incluso con limitaciones, fue gobernada por una inteligente artista de primer orden lo demuestra la evolución experimentada por su repertorio, a lo largo de 35 años de carrera, y que sin embargo no impidió a la soprano cantar, casi hasta última hora, obras que figuraron en el mismo desde el principio”. En 1949, Mercedes se retiró de la escena para dedicarse a la enseñanza del canto.