Lo que dejó la tormenta de anoche en La Plata
Las fuertes ráfagas de viento provocaron caída de árboles y ramas en barrios de la ciudad. La empresa EDELAP se encuentra trabajando en las zonas afectadas.
Más allá de su carga histórica, esta especie guarda un misticismo que es recordado por muchos cada 16 de noviembre.
09/03/2025 - 00:00hs
La ceiba es sin duda un símbolo cultural y espiritual arraigado en la identidad de Cuba. Se trata de una de las especies de las 50 conocidas pertenecientes a la familia Malvaceae y es venerado en muchas partes del mundo tropical.
Es uno de los árboles más grandes y longevos de los trópicos, alcanza alturas de hasta 70 metros y un diámetro de tronco de hasta 3 metros o más. Puede vivir entre 200 y 300 años, y en algunos casos excepcionales puede llegar a vivir hasta 500 años.
Su tronco es recto y suele estar cubierto de espinas grandes y cónicas que le dan un aspecto imponente. Este majestuoso árbol caducifolio pierde sus hojas en ciertas épocas del año, y revela su impresionante estructura desnuda.
En Cuba, la ceiba se encuentra tanto en áreas rurales como urbanas, se adapta a una variedad de suelos y climas dentro del ambiente tropical de la isla. Su presencia es común en los bosques húmedos, aunque también puede encontrarse en zonas más secas y sabanas.
El imponente árbol es venerado por diversos pueblos prehispánicos de América. La celebración tiene un origen católico, sin embargo, a ella se suman los practicantes de las religiones africanas que lo consideran como el hogar sagrado de las deidades del panteón Yoruba.
Fundación y tradición
Dice el mito que bajo la ceiba de El Templete se fundó La Habana. El Templete es una de las primeras joyas del patrimonio de La Habana Vieja, que está enclavado en la plaza de Armas.
La relevancia de este monumento radica en que allí se realizó la primera misa y el primer cabildo de la Villa, el 16 de noviembre de 1519. El suceso tuvo lugar bajo el follaje de una ceiba. Cuando en 1754 Francisco Cagigal de la Vega, gobernador general de la isla, hizo erigir allí una columna conmemorativa, ya la ceiba original no existía. Entre 1755 y 1757 tres ceibas se sembraron en ese mismo sitio. De ellas, dos se secaron al poco tiempo y la tercera sobrevivió hasta 1827, cuando la mano del hombre la hizo desaparecer para facilitar la construcción del Templete.
Cada 16 de noviembre se realiza la tradición darle tres vueltas a la ceiba en sentido contrario a las manecillas del reloj. La leyenda dice que girar alrededor del árbol sagrado en la tradición yoruba, tocarlo, abrazarlo e incluso besarlo atrae la prosperidad. Los cubanos mantienen el ritual cada año como uno de los principales homenajes que se hace a la capital cubana.