Diversas especies actúan como un poderoso motor
de la recuperación de los bosques, logrando restablecer rápidamente la diversidad de plantas en zonas afectadas.
Una nueva investigación coordinada por el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal examinó una serie de bosques en regeneración en el centro de Panamá que abarcaban desde 20 hasta 100 años después del abandono.
Este conjunto de datos a largo plazo reveló que los animales, al transportar una gran variedad de semillas a las zonas deforestadas, son la clave de la recuperación de la riqueza y la abundancia de especies arbóreas hasta alcanzar los niveles de los bosques antiguos después de solo 40 a 70 años de repoblación.
Daisy Dent, ecóloga tropical del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal y autora principal del estudio, afirmó que “nuestro estudio hace que los esfuerzos de reforestación se replanteen para ir más allá del establecimiento de comunidades vegetales”.
La dispersión de semillas por parte de los animales es clave para la expansión de los bosques. En los trópicos, más del 80% de las especies arbóreas pueden ser dispersadas por los animales, que transportan las semillas por todo el paisaje. A pesar de ello, los esfuerzos de restauración de los bosques siguen centrándose en aumentar la cobertura arbórea en lugar de restablecer las interacciones entre animales y plantas que sustentan la función del ecosistema.
El bosque del Monumento Natural de Barro Colorado, en el Canal de Panamá, ofrece una solución única a este problema. En uno de los bosques tropicales mejor estudiados del mundo, generaciones de científicos han documentado las interacciones de los frugívoros para entender qué grupos de animales dispersan qué especies de árboles.
En el presente estudio se examinó este conjunto de datos a largo plazo para determinar la proporción de plantas dispersadas por cuatro grupos de animales (mamíferos no voladores, aves grandes, aves pequeñas y murciélagos) y cómo cambió esta proporción a lo largo de un siglo de restauración natural. Sus resultados ofrecen los datos más detallados sobre la recuperación de la dispersión de semillas por parte de los animales a lo largo del período más largo de restauración natural.
El estudio descubrió que los bosques jóvenes en regeneración estaban formados principalmente por árboles dispersados por pequeñas aves. Pero a medida que el bosque envejecía, aumentaban los árboles dispersados por aves más grandes. Sin embargo, sorprendentemente, la mayoría de las plantas fueron dispersadas por mamíferos terrestres en todas las edades de los bosques, desde los 20 años hasta los más viejos.