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10/12/2017 - 04:00hs
Esta costumbre platense requiere del ingenio y el sudor de los vecinos. Algunos llegan a invertir hasta un año de trabajo. Cómo se adaptan a una época que tiende a suprimir la pirotecnia
Las diagonales, el aroma a tilos que invade las calles en primavera y la quema de muñecos para despedir el año son algunos de los rasgos típicos de La Plata. En las más de seis décadas que transcurrieron desde que comenzó la tradición, los momos se expandieron por todos los barrios, pasaron de ser muñecos de trapo para convertirse en figuras monumentales y empezaron a competir. Ahora, una sociedad con mayor sensibilidad ante los daños que produce la pirotecnia los lleva a reinventarse. Platenses apasionados por esta tradición se esfuerzan durante meses para construir los muñecos.
Apenas terminaron de limpiar los restos del momo que despidió el año 2016 en 13 y 72, los integrantes del grupo GAAM Drako empezaron a construir el que prenderán el próximo 31 de diciembre. “Con el premio que ganamos compramos los materiales para la estructura”, contó a diario Hoy Silvia Estegui, esposa de Víctor Sochanowicz, quien comenzó con esta costumbre junto con su hermano Martín y su padre, 34 años atrás. Con 2.180 votos obtuvieron el primer puesto por tercer año consecutivo, con el muñeco “Books, historias para soñar”. Además de los 25.000 pesos del premio, los cinco integrantes del equipo pagan un bono mensual y organizan una revista en la que los comerciantes aportan con publicidad. El dinero sirve para comprar maderas, hierro, alambre, cartón corrugado y pintura.
“Este año, la temática serán las utopías”, adelantó Silvia, quien se reservó los detalles para conservar la sorpresa hasta el 27 de diciembre, cuando el muñeco esté en la calle. “Como todos los años, será interactivo y los vecinos podrán entrar, por eso no contendrá pirotecnia”, agregó. Esta vez, además, no utilizarán bombas de estruendo. “Va a ser un cambio significativo. Muchos vecinos se quejan porque esperan que explote, pero la propuesta va a ser tan buena como todos los años”, afirmó.
Desde hace tres años, los momos del grupo Drako son los preferidos de los platenses, que con sus votos los han ubicado en el primer puesto. Además, desde que empezó la competencia, en 2008, los integrantes siempre ganaron alguno de los tres premios. Aprovechando la visibilidad que esto les da, desde el año pasado sumaron una faceta solidaria: “Los vecinos donaron un montón de libros infantiles que dimos a la biblioteca Del Otro Lado del Árbol, del Parque Saavedra”. Este año piden resmas de hojas A4 y lápices de colores para que el Batman Solidario done al Hospital de Niños.
Cambian los tiempos
En 25 y 55, Franco Itri y su grupo de amigos construyen momos desde 2006. “Año a año los fuimos mejorando en detalles y altura”, afirmó Franco a este medio, y agregó: “Para mí representa una tradición hermosa que vengo llevando adelante desde mi adolescencia junto con mis amigos de toda la vida, haciendo algo juntos para nosotros y la gente del barrio. Es muy lindo ver que año a año se suman personas para ver la quema”.
El año pasado, el costo total fue de 30.000 pesos. En este sentido, Franco afirmó: “Siempre sube el monto de un año a otro, pero para este no vamos a tener el gasto en pirotecnia”. Para conseguirlo, apelan a la colaboración de los vecinos y de los automovilistas, que “en un alto porcentaje suelen dejar una ayudita”. Este año realizarán un sapo que deberán adaptar a los tiempos que corren. “Tuvimos que hacer modificaciones que no vamos a contar porque son sorpresa”, contó Franco.
El Decreto Municipal 2.039/08, que reglamenta la quema de muñecos, establece en su artículo 13 que “en el interior de los mismos no se coloquen elementos pirotécnicos y/o explosivos”. Con respecto a la tendencia a terminar con el uso de la pirotecnia, el médico veterinario Mario Fregosi ve con buenos ojos la prohibición de su venta en cada vez más provincias y ciudades de Buenos Aires. A lo largo de su vida, Fregosi se dedicó a divulgar los daños que producen estos explosivos en los animales y las personas, sobre todo los adultos mayores y los niños. “Todavía queda mucho por hacer”, dijo, y afirmó que “si bien hay avances importantes, cada tanto surgen nuevos brotes”.
Por su parte, Franco Itri contempla con nostalgia los viejos tiempos. “Es una linda tradición que explote el muñeco”, sostuvo. Sin embargo, él y sus amigos son capaces de adaptarse a los nuevos tiempos: “Es un gran desafío y seguramente va a llamar la atención. Esperamos que le guste a la gente”.