Verano 2017: buena ocupación hotelera
09/01/2017 - 02:00hs
Pronto a cumplir 90 años, Carlos Alberto Girbal continúa con su actividad literaria. De oficio traductor y periodista, al jubilarse empezó a escribir sus reflexiones. Tiene tres libros editados y un cuarto que todavía no arrancó, al cual dedicará los próximos meses
Durante toda su vida, Carlos Alberto Girbal estuvo vinculado al mundo de las palabras. A los 60 años, tras jubilarse como traductor técnico de una importante empresa, retomó su antiguo interés: la escritura. Hasta ahora, a sus 89 años, publicó tres libros en los que incursionó en diferentes géneros: escribió ensayos, cuentos, poemas, relatos, anécdotas, recuerdos y vivencias. Y continúa.
Sin detenerse, su obra todavía no está completa: “Lo que hice ya me representa una satisfacción, pero a esta altura tendría que escribir un libro más duro, algo que todavía no hice”, dijo ante este medio el incansable trabajador.
Entre sus libros se destacan Ensayo primero sobre alguien, Consideraciones sobre la incesante carrera de postas y En procura de la cuarta juventud, una obra en la que plasma sus ganas de mantener hasta los últimos días el espíritu vital que lo caracteriza. Varios de ellos fueron presentados en distintos países de Latinoamérica, con buena repercusión.
“Tenemos cuatro juventudes. La primera es a los 20; la segunda, a los 40; la tercera, a los 60; y ahora estoy atravesando la cuarta. El próximo 13 de septiembre alcanzaré los 90 años. Pese a mi edad, con la gente joven es con la que mejor me llevo”, explicó Girbal.
El amor: una posta en la carrera de su vida
En relación con su obra, este hombre, que dice hablar poco y que se considera parco por naturaleza, explicó que “la vida es como una carrera de postas que se va recorriendo y que tiene sus andares hasta que uno llega a la meta. Quedarán mis libros como testimonio, espero que aquellos que lo lean no quieran quemarlos”, dijo entre risas Girbal.
En esa carrera de postas a las que se refiere, alguna vez se le cruzó en el camino Zunilda Conte, su esposa. “Lamentablemente la perdí hace algunos años. Ella era una poeta nata”, recordó con cariño este escritor que prefiere presentarse como pensador.
A su gran amor supo traducirle al inglés y al portugués su libro Capricornio, un compilado de poesía y prosa poética. Juntos encararon un camino ligado a las letras en el que, por decisión propia, no tuvieron hijos.
“Uno escribe intentando generar algún interés. Después, la obra termina siendo del mundo. Ya les pertenece a los otros”, concluyó.