Durante el discurso inaugural del encuentro, el secretario general de Naciones Unidas advirtió sobre las amenazas para el futuro de la humanidad.
En el comienzo de la reunión anual de gobernantes en la Asamblea General de la ONU, su secretario general, António Guterres, alertó sobre la guerra en Ucrania, los múltiples conflictos en todo el mundo, la emergencia climática y la situación financiera de países en desarrollo. En su discurso inaugural, también mencionó recientes retrocesos en los avances hacia las metas trazadas por la ONU a fin de poner término a la pobreza extrema y dar educación de calidad a todos los niños y niñas. “Nuestro mundo está en peligro, y paralizado”, dijo Guterres.
Poco antes de que tomaran la palabra los líderes mundiales reunidos en esta 77º Asamblea General, la máxima autoridad de la ONU dijo que el único camino viable es el de la cooperación y el diálogo. “La crisis del poder adquisitivo se desata, la confianza se desmorona, las desigualdades se disparan, nuestro planeta arde, la gente sufre, sobre todo los más vulnerables, y, a pesar de ello, estamos bloqueados por una disfunción global colosal”, lamentó Guterres. “No hay poder o grupo que pueda resolver las cosas por sí solo. Trabajemos como si fuéramos uno, como una coalición del mundo, como naciones unidas”.
De acuerdo a los números y estadísticas ofrecidas por su informe, unos 94 países con 1.600 millones de personas –la mayoría en África– se enfrentan a secuelas económicas y sociales de la pandemia, el aumento de los precios de los alimentos y la energía, enormes deudas, espiral de la inflación y falta de acceso a los mercados financieros. Si bien Guterres matizó afirmando que aún hay esperanzas, señaló que estas crisis amenazan al propio futuro de la humanidad y el destino del planeta. “Estamos en un mar agitado”, dijo, y agregó: “Un invierno de descontento se perfila en el horizonte”.
Por su parte, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, aprovechó su primera intervención en la Asamblea para denunciar el fracaso de la guerra antidrogas y advirtió que, si no se modifica el paradigma para abordar el flagelo, en los próximos 40 años “Estados Unidos verá morir de sobredosis a 2,8 millones de jóvenes”. Jair Bolsonaro, por su parte, usó el encuentro para hacer campaña electoral por su reelección y acusó de corrupción a su principal rival y favorito en los sondeos, Luiz Inácio Lula da Silva.
Asimismo, el presidente de Chile, Gabriel Boric, dijo que asume “con los ojos y el corazón bien abiertos” el resultado del referendo del 4 de septiembre en el que los chilenos rechazaron la propuesta de una nueva Constitución, y que confía en que el país logrará “a corto plazo” una carta magna “escrita en democracia”.