La cifra de fallecidos a causa del coronavirus en los 54 países que conforman África suma unas 55.000 víctimas.
La llegada de la pandemia al mundo pronosticaba el peor escenario para los países en desarrollo, especialmente para los países del continente africano, signados por una historia de pobreza, precariedad del sistema sanitario y falta de recursos. Además, la alta densidad de las poblaciones hacía prever una situación difícil de poder controlar.
No obstante, las cifras posicionan a África como una de las regiones que mejor ha sabido contener al virus. De los 60 millones de casos que hay en el mundo, en ese continente hay apenas 2,3 millones. En tanto, la cifra de fallecidos a causa del coronavirus en los 54 países que conforman África suma unas 55.000 víctimas. Puntualmente, el caso de Senegal tiene todavía mejores números: unos 16.596 casos y 345 muertos, lo que arroja un balance de 2 fallecidos cada 100.000 habitantes.
Desde febrero, cuando se registró el primer caso, el gobierno adoptó medidas similares a las que se dieron en todas partes del mundo: estado de alarma, cierre de fronteras, escuelas y mezquitas, toque de queda nocturno y prohibición de abandonar la ciudad de residencia. Además, desde el estado hubo un fuerte aparato de propaganda para respetar las medidas básicas de seguridad. Y, fundamental, la población acató.
SI bien las teorías son muchas, Abdoulage Bousso, responsable del comité científico que asesora al gobierno, cree que la juventud ha protegido a los africanos: la edad promedio es de 19 años y más del 60% de la población tiene menos de 25. También se habla de que muchos han tenido Covid-19 sin enterarse, o bien estaban previamente inmunizados por haber superado otros coronavirus.
Según la organización SOS Medecin Sénégal, el 60% de los senegaleses son inmunes al virus. Por suerte, porque no hubiera costado mucho desbordar el sistema de salud senegalés, donde solo hay siete médicos por cada 100.000 habitantes y sólo 12 camas de hospital con oxígeno en el país.