Más de 80 personas ya habían muerto en los disturbios, de acuerdo a un grupo local de monitoreo, pero este número aumentó de forma dramática tras la violencia de hoy en Rangún.
La represión del Ejército a las protestas contra el golpe de estado en Myanmar causó hoy al menos 16 muertos en el país, en uno de los días más sangrientos desde que la junta militar asumiera el pasado 1 de febrero el control del territorio.
A la vez que un grupo de diputados destituidos instó a los ciudadanos a "defenderse" en el "momento más oscuro" de la nación.
En Rangún, la ciudad más grande del país, se escucharon disparos en dos sitios emblemáticos de protesta, la glorieta de Hledan y en el barrio de Hlaing Tharyar.
En ese municipio, policías y soldados se enfrentaron a manifestantes, algunos de los cuales se defendían con palos y cuchillos, otros se refugiaban detrás de barricadas improvisadas y muchos huían del lugar tras los disparos de las fuerzas de seguridad.
"Puedo confirmar que hubo 15 muertos", indicó un médico, citado por la agencia de noticias AFP, quien dijo haber tratado a unos 50 heridos, lo que hace prever que el número de víctimas mortales aumentará.
En tanto, el grupo Asociación de Asistencia a Presos Políticos, que verifica arrestos y muertes desde el golpe, confirmó un mayor número de decesos.
Otra manifestación fue reprimida en Hpakant, en el norteño estado de Kachin, ciudad conocida por sus minas de jade. Un hombre murió de un disparo, de acuerdo a un médico y un medio local, que señalaron el uso de balas de plomo y de goma.
También hubo una sentada en Rangún, capital económica, y marchas en la sureña localidad de Dawei y funcionarios blandieron un retrato de líder civil Aung San Suu Kyi durante una concentración en Monywa, en el centro del país.
Los manifestantes coreaban consignas por los muertos: "¡Que los héroes que dieron su vida en esta revolución de primavera descansen en paz!", al tiempo que exigían la liberación de detenidos.
Ante esta situación, la junta militar decretó la ley marcial en dos barrios de Rangún: Hlaing Tharyar y Shwepyitha, indicó la cadena estatal en un noticiero.
La crisis no cesa en Myanmar desde que el Ejército derrocó a Suu Kyi, el 1 de febrero, lo que desató un levantamiento masivo en el que diariamente centenares de miles de personas protestan pidiendo el retorno a la democracia.
Los militares justificaron su toma del poder argumentando un enorme fraude electoral en las elecciones de noviembre, ganadas por abrumadora mayoría por el partido Liga Nacional para la Democracia, de Suu Kyi.
Un grupo de parlamentarios electos, la mayoría de los cuales se encuentran escondidos, formaron un "parlamento" en la sombra llamado Comité para Representar a Pyidaungsu Hluttaw (CRPH) -palabra birmana que denomina al bloque gobernante-, destinado a denunciar al régimen militar.
Este domingo lanzaron un comunicado afirmando que los manifestantes tienen el "pleno derecho a defenderse de las fuerzas de seguridad que agreden y causan violencia, de acuerdo al código penal del país".
En las últimas semanas, soldados y policías han reprimido casi cotidianamente a los manifestantes que piden la vuelta a la democracia con gases lacrimógenos, balas de goma y munición real para sofocar las protestas.