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Una propuesta, que incita a los países más ricos a contribuir con $250.000 millones dólares anuales para cuestiones climáticas, generó grandes críticas.
23/11/2024 - 00:00hs
La presidencia de la cumbre del clima COP29 dio a conocer el día de ayer un borrador de acuerdo financiero por el cual los países desarrollados tomarían la iniciativa de aportar $250.000 millones de dólares anuales de aquí a 2035 para ayudar a las naciones más pobres, una propuesta que suscitó muchas críticas de todas partes.
Los gobiernos del mundo, representados en la cumbre de Bakú, capital de Azerbaiyán, tienen entre otras tareas acordar un amplio plan de financiamiento para hacer frente al cambio climático. De igual manera, la conferencia de dos semanas estuvo marcada por la división entre los gobiernos ricos, quienes se resisten a un resultado costoso, y las naciones en desarrollo, las cuales presionan para conseguir más dinero.
“Estoy muy enfadado. Es ridículo. Simplemente ridículo”, dijo Juan Carlos Monterrey Gómez, representante especial para el Cambio Climático de Panamá, que calificó la cantidad propuestas de demasiado baja. “Da la sensación de que el mundo desarrollado quiere que el planeta arda”, sumó el representante, que fue una de las tantas voces que se expresó sobre el asunto. En contrapartida, un asesor de un país europeo destacó que el nuevo borrador de acuerdo es “demasiado caro” y no hacía lo “suficiente para ampliar el número de países que contribuyen a la financiación”. “Nadie está cómodo con la cifra, porque es alta y no se dice casi nada sobre el aumento de la base de contribuyentes”, expresó.
Vale destacar, que el monto es más de dos veces superior al compromiso actual de $100.000 millones de dólares para el periodo comprendido entre el 2020 y el 2025. El borrador también establece el objetivo más amplio de recaudar $1,3 billones de dólares anuales en financiamiento climático para 2035, lo que incluiría fondos de todas las fuentes públicas y privadas.
Por su parte, el Secretario General de la ONU, António Guterres, regresó el pasado jueves a Bakú luego de la reunión del G20 en Brasil, pidiendo un mayor impulso para conseguir un acuerdo y advirtiendo de que “el fracaso no es una opción”. “Es una cifra muy baja en relación con las pruebas disponibles sobre la magnitud de la necesidad existente y la comprensión de cómo evolucionarán esas necesidades”, comentó a su vez Daniel Lund, negociador de Fiyi.