Cuando el árbol tapa el default: la política del maquillaje financiero

Pese al endurecimiento de encajes y la suba de las tasas, el Gobierno no logra contener la inestabilidad financiera. La fe en el plan libertario cotiza en baja.

Política

02/08/2025 - 00:00hs

El Banco Central elevó desde este viernes los encajes de los depósitos bancarios, en un intento por contener la presión cambiaria tras un nuevo récord del dólar. La autoridad monetaria incrementó del 36 % al 40 % el porcentaje de encaje para cuentas a la vista y también subió los requerimientos para fondos comunes de inversión y cauciones bursátiles. La medida busca reducir la masa monetaria que puede destinarse a la compra de divisas.

“Hay una cantidad de pesos que para nosotros es excedente”, justificó el titular del BCRA, Santiago Bausili, en una entrevista periodística.

Los ensayos fallidos del Gobierno

Pese a los intentos del Gobierno, el dólar oficial cerró julio con una suba del 13,5 %, alcanzando los $1.380 en el Banco Nación. Desde abril, cuando se flexibilizaron restricciones tras un acuerdo con el FMI, la divisa acumula un alza del 25,7 %. Los dólares financieros también muestran subas constantes, alimentadas por la desconfianza de los inversores y la falta de señales claras del Ejecutivo.

El esquema de absorción monetaria sufrió otro golpe con la eliminación de las LEFI, el principal instrumento del Banco Central para retirar pesos del sistema. El reemplazo por instrumentos del Tesoro no logró absorber toda la liquidez y los pesos sobrantes terminaron presionando aún más la demanda de dólares.

A esto se sumó la reciente emisión de 2,8 billones de pesos por vencimientos no renovados, lo que reforzó la presión sobre el tipo de cambio. La suba de tasas al 65 % anual tampoco fue suficiente, ya que solo se logró cubrir el 76 % de los vencimientos.

Expectativa, excusas y deuda

Mientras el dólar sigue su marcha, el ministro de Economía, Luis Caputo, volvió a apelar a las redes sociales para justificar el alza. Habló de “una daga para la oposición” y aseguró que no hubo “traspaso a precios”, en un intento por minimizar el impacto.

Pero la incertidumbre ya se trasladó a la city financiera. Nadie descarta una nueva devaluación tras las elecciones legislativas de octubre. El Gobierno apuesta a que los próximos desembolsos del FMI y el Banco Mundial, 2.000 y 300 millones de dólares respectivamente, ayuden a calmar las aguas, pero el mercado no parece convencido.

La falta de reservas internacionales y la venta masiva de futuros por parte del BCRA, que ya compromete más de 4.800 millones de dólares, agravan el cuadro. Aun con ingresos puntuales, la cuenta de salida supera ampliamente la de entrada, con un turismo emisivo que sigue demandando divisas. Cabe mencionar que en junio, más de 1,2 millones de argentinos viajaron al exterior, generando una salida neta de 360 millones de dólares, según el Indec.

Frente a este grave panorama, el ministro Caputo repite que “no deben sobrar pesos”, pero la realidad muestra que las escasas y desgastadas herramientas del Gobierno para sostener esa promesa, se están agotando.

El árbol que intenta tapar el default ya no alcanza. La política del Gobierno se limita a parches y relatos, mientras la economía real sigue sangrando reservas, confianza y estabilidad.

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