La comunidad educativa continúa con las jornadas de movilización y protesta para evitar que se venda el histórico establecimiento educativo que está en manos de un concejal de Juntos
En función del conflicto que mantiene en vilo a la comunidad educativa de Merlo, continúan llevándose a cabo diferentes acciones para evitar que se venda el emblemático edificio donde funcionaba la Escuela 17 ubicada en avenida Libertador 472, la cual ahora se encuentra cerrada y sin actividades. El espacio, que fue declarado como patrimonio histórico de la ciudad hace unos años, corre peligro de desaparecer.
Actualmente, la edificación está en manos del edil de Juntos por el Cambio, Pablo Cocuzza, quien busca entregarla al mejor postor. Cabe recordar que, entre los argumentos que el hombre dio para justificar su acción, señaló que el edificio sufre problemas estructurales que no hacen posible que allí se dicten clases.
Por esta cuestión fue que durante el último tiempo los docentes y alumnos de dicha institución debieron ser trasladados a otros espacios para poder continuar con sus jornadas educativas. Cabe recordar que la sede permanece cerrada desde el mes de marzo de 2022.
En base a la situación que padecen maestros y estudiantes, diario Hoy dialogó con Romina Rebechi, exalumna y profesora de dicho colegio, quien detalló que “la intención de las autoridades siempre fue comprar el edificio para que siga funcionando el colegio, pero nunca se pudo concretar, y acá hay una situación que se repite hace muchos años”.
“Se hicieron distintas acciones para poder ayudar de alguna manera al Estado y conservar el edificio. Hicimos reclamos por problemas de infraestructura, juntamos firmas para llevar a las autoridades, organizamos festivales y participamos en diversas reuniones”, agregó la mujer.
En ese sentido, remarcó que, en el marco de la lucha, “dialogamos con todas las autoridades, volvimos a presentar el proyecto de expropiación y no entendemos qué es lo que pasó”. Así, en el mientras tanto, el tiempo avanzó y “poco a poco se fue perdiendo ese valor cultural del edificio”.
Recordando el trayecto recorrido hasta la actualidad, la docente detalló que “la lucha comenzó en plena pandemia”, y que desde allí no han parado de realizar “abrazos simbólicos, campañas fotográficas dando apoyo, y todas las acciones que venimos repitiendo hace años”.
En cuanto a la posible venta, Romina aseguró que “hace tres semanas nos encontramos con un cartel, con lo cual no entendimos qué era lo que estaba pasando”, y manifestó que su principal deseo es “que la escuela siga siendo escuela y continúe funcionando en su lugar de origen”.
De esta manera, para continuar con los reclamos y la demostración de fuerza, ayer se realizó un nuevo abrazo, el cual se impulsó con el fin de “no generar confrontaciones, porque sabemos que el objetivo de todos es defender la educación”. Allí, en esta última jornada, se reciclaron botellas y se manifestaron con el mismo propósito de siempre, demostrando que “la lucha que estamos emprendiendo es siempre apelando a los proyectos, los valores y la unión”, manifestó la profesora.
Para finalizar con su reclamo, Rebechi expresó sus deseos de cara a lo que vendrá y remarcó: “Queremos empezar el año sabiendo que vamos a tener el edificio, para poder pensar proyectos, tener ilusiones y que nos sirva para nuestro estado emocional”.
En ese sentido, concluyó que es importante pensar “el lugar que le estamos dando a la educación, y que todos tengamos el objetivo común de bregar por la educación de los chicos, que son el futuro. Esto es lo que tenemos que hacer, juntarnos como equipo en pos de los objetivos comunes”.