El presidente electo afirmó que empieza una etapa de reconstrucción nacional y prometió grandes cambios.
En un discurso que resonó en la arena política, Javier Milei, el presidente electo de Argentina, delineó una visión audaz y sin rodeos para el futuro del país.
Con un tono moderado pero enérgico, Milei descartó la opción del gradualismo y enfatizó la necesidad imperiosa de transformaciones drásticas ante la crítica situación nacional.
"La situación de Argentina es crítica, los cambios son drásticos, no hay lugar para el gradualismo, no hay lugar para la tibieza, no hay lugar para medias tintas", expresó con determinación Milei durante su discurso inaugural como presidente electo.
Esta declaración marcó un punto de inflexión, destacando su compromiso con medidas contundentes desde el inicio de su mandato.
En su alocución, Milei subrayó la urgencia de la situación, advirtiendo sobre el peligro inminente de una crisis sin precedentes si no se actúa con prontitud y determinación. "Si no avanzamos rápido, nos dirigimos derecho a la peor crisis de nuestra historia", alertó.
A pesar de mantener un tono mesurado en la mayor parte de su intervención, Milei enfatizó la importancia de una rápida reestructuración del país. "Hoy comienza la reconstrucción de Argentina", proclamó, agradeciendo fervientemente a sus votantes por lo que describió como "el milagro de tener un presidente liberal libertario".
El anuncio de Milei ha generado una gran expectativa y polarización en la sociedad argentina. Mientras algunos celebran la promesa de cambios profundos, otros expresan preocupación por la incertidumbre que podría acarrear esta transición abrupta hacia un modelo de gobierno que desafía lo establecido.