Desde 2017, todos sus discursos hicieron hincapié en “la transparencia y el fin de la corrupción”. Sin embargo, la aparición del video de la mesa judicial expuso al intendente de La Plata como integrante de una organización dedicada a armar causas a sindicalistas.
El video de la mesa judicial bonaerense filmado el 15 de junio de 2017 dejó expuesta la trama de espionaje y el armado de causas judiciales a sindicalistas y dirigentes sociales. En esa reunión, el intendente de La Plata, Julio Garro, instó a los empresarios que participaron de la misma a “hablar claramente con la bala arriba de la mesa”.
Entre las cuatro paredes de la sede porteña del Banco Provincia, el jefe comunal agregaba: “En 400 millones de asados que tuvimos, de lo único que se hablaba era de esto (el problema sindical)”. Además, Garro apuró a sus compañeros de mesa al recalcar: “Tenemos que aprovechar esto ahora porque, si no, no lo vamos a solucionar más. El destino y el futuro nos pusieron en este lugar, esto que está pasando ahora no lo podemos tener nunca más”.
Meses después de aquella reunión y de que comenzara la persecución judicial a los dirigentes sindicales apuntados (como son los casos de Juan Pablo Medina y Marcelo Balcedo), el propio Garro esgrimía en público un discurso de transparencia como bandera de gestión.
Miente, miente...
El 4 de abril de 2018, durante la 75° Apertura de Sesiones Ordinarias del Concejo Deliberante local, Garro ponía en el centro de la escena a las supuestas “mafias sindicales” y comenzaba el discurso mediático en sintonía con la propia María Eugenia Vidal, en busca de ganar la escena pública: “No es casual que en la ciudad que encontramos, abandonada, donde la desidia era ley, las organizaciones criminales hayan convivido con el Estado. No es casual que sindicalistas millonarios que empleaban la extorsión para acumular dinero y poder hayan tenido su base de operaciones en la capital provincial sin que nadie los haya molestado. No es casual que hayan logrado semejante poder sin el apoyo de sectores políticos y judiciales. Esa obscenidad no es casual”.
“Nosotros vamos a seguir peleando por la transparencia y contra la corrupción, luchar es librar la batalla por el crecimiento de la ciudad y el desarrollo de todas las personas. Por eso, no es casual que las obras públicas y privadas se hayan multiplicado cuando comenzaron a caer los extorsionadores. Cuando se terminaron los sobreprecios, llegó un boom de inversiones, el desempleo bajó del 10,2 al 5,9%. Cuando se terminaron el miedo y el apriete, los platenses empezamos a vivir más tranquilos, dijimos basta y decidimos cambiar. Ahora podemos seguir creciendo sin el pesado lastre de los oscuros protagonistas del pasado, no hay lugar para que nadie esté por encima de la ley”, sentenciaba el jefe comunal a inicios del 2018.
Pero por supuesto que esto no fue todo. Para que un discurso cale hondo en la sociedad debe repetirse hasta el cansancio. Tal y como dice el refrán, “miente, miente, que algo quedará”.
El 1° de marzo de 2019, en ocasión de la 76° Apertura de Sesiones Ordinarias del Concejo Deliberante, Garro volvió nuevamente a utilizar como eje central de su discurso “la batalla contra las mafias”.
“Desde el primer día supimos que, para devolverle el brillo a la ciudad, teníamos que desenmascarar a quienes frenaron su desarrollo durante muchísimos años Ahora que sabemos quién es quién, seguimos yendo hacia adelante, dejando el pasado cada vez más lejos. Aun con viento de frente, demostramos poder multiplicar la obra pública y la privada, como así también la presencia del Estado. Todo eso era al revés antes, donde lo que se multiplicó fue la coima y el atraso; así fue durante muchos años y así recibimos la ciudad: La Plata era la Chicago de 1920. Antepusimos trabajo, transparencia, gobernando de cara a los vecinos, diciendo la verdad cueste lo que cueste y caiga quien caiga. Ya no hay lugar para licitaciones truchas, no hay empresarios coimeados ni sindicalistas coimeros millonarios, no hay cuadernos ni bolsos voladores. Desde el primer día transparentamos las licitaciones públicas”, decía Garro.
Curiosamente el intendente, quien ahora aparece en evidente connivencia con sus pares y con representantes de la Justicia para armar causas a sectores gremiales, hablaba de “falta de transparencia”, de “apoyo de sectores políticos y judiciales”, de “connivencia”, de “aprietes”, palabras que pueden aplicarse ahora claramente al accionar de su propio espacio político y que distan mucho de ser “republicanas”, como tanto se pregona desde Cambiemos.
Todo aquello que le adjudicaba a los dirigentes sindicales se vuelve ahora cual búmeran y lo deja expuesto en dos cuestiones fundamentales: la clara intencionalidad de avanzar sobre los sindicatos y de favorecer al empresariado; y la necesidad de instalar un discurso que le permitiera llevar adelante su gestión desviando el centro de la escena y poniendo el foco en esas causas armadas, inventando un enemigo que impidiera que alguien le preguntara, por ejemplo, por los despidos de trabajadores y la brutal represión en las puertas del Municipio, por el negocio de las cooperativas, la concesión de ESUR, las rezonificaciones y los barrios privados, y así se podría seguir. El enemigo estaba creado y el ciudadano debía creerlo.