La leve baja del desempleo esconde la persistencia de la informalidad y la falta de oportunidades.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) presentó ayer los resultados del mercado de trabajo correspondientes al tercer trimestre de 2024. Si bien el desempleo descendió al 6,9%, se mantiene en niveles superiores a los esperados para este año y persisten las tensiones en la búsqueda de empleo, lo que refleja una economía con serias dificultades para generar trabajo genuino.
Según los datos, el total de personas ocupadas en los 31 aglomerados urbanos asciende a 13,4 millones, lo que representa un 45% de la población encuestada. Sin embargo, la ocupación con ingresos formales es limitada: el 26,9% corresponde a trabajadores no asalariados, mientras que solo el 73,1% son asalariados.
Por otro lado, la presión sobre el mercado laboral sigue creciendo. La suma de ocupados que buscan activamente otro empleo y desocupados abiertos alcanza el 30,2%, la cifra más alta del último año. Esto indica que, aunque la tasa de desempleo se reduce, muchos trabajadores enfrentan situaciones de precarización o buscan mejores condiciones laborales sin éxito.
A nivel regional, los datos evidencian grandes desigualdades. Mientras el Gran Buenos Aires registró una desocupación del 7,6%, en regiones como el Noreste la tasa de empleo apenas alcanza el 41,8%, con un desempleo del 5,5%. La Patagonia, por su parte, refleja indicadores de actividad y empleo levemente superiores, aunque aún insuficientes.
Estas cifras revelan que el discurso libertario de recuperación económica y generación de empleo aún no se traduce en mejoras concretas. La baja del desempleo esconde la persistencia de la informalidad, la falta de oportunidades y la creciente presión que sienten millones de argentinos que luchan por sostenerse en un mercado laboral cada vez más fragmentado.