Los sinvergüenzas
EN FOCO
04/01/2016 - 06:11hs
Los lazos de Aníbal Fernández con el submundo narco son cada vez más grandes, dejando en evidencia el manejo oscuro del poder. Las conexiones con los condenados por la Mafia de la Efedrina que tienen al ex jefe de Gabinete en el centro de la escena política
La fuga de los hermanos Martín y Christian Lanatta y Víctor Schillaci, condenados por el Triple Crimen de General Rodríguez del Penal Nº 30 de General Alvear, desvió la atención de que el considerado autor intelectual del crimen, Ibar Esteban Pérez Corradi, se encuentra prófugo de la Justicia desde hace cinco años.
El crimen mafioso, que dejó en evidencia la forma negra en que se financió la campaña presidencial de Cristina Kirchner en el año 2007, tiene al ex jefe de Gabinete K, Aníbal “La Morsa” Fernández, en el centro de la escena, más que nada por sus supuestos lazos con el poder narco y porque uno de los evadidos, Martín Lanatta, lo señaló como el líder de la banda que realizó gigantescos negocios con la efedrina.
Quienes conocen el submundo de Quilmes, señalan que los vínculos entre la Morsa y los Lanatta datan de hace mucho tiempo, y según el propio evadido declaró en su momento en la Justicia, su rol era el de “gestionar armas y permisos de portación a cambio de dinero”, y que gracias a los nexos que cosechó con el ex funcionario K logró un amplio crecimiento empresarial.
Gracias a estas relaciones es que Lanatta pudo montar una empresa llamada Elvesta SA supuestamente para comercializar medicamentos oncológicos y de HIV, cuando en realidad se utilizó para montar una sociedad que se encargaba de la venta ilegal de efedrina a México, principalmente a México al cartel de Sinaloa que comanda el también prófugo de la Justicia, “Chapo” Guzmán.
Es justamente Lanatta quien tejió una alianza de negocios turbios con Ibar Pérez Corradi para el manejo de las drogas, y es este último quien habría dirigido junto a Fernández todo este entramado delictual y mafioso que concluyó con la muerte de Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón, que dejó en evidencia un régimen de complicidades entre el hampa y el poder político, que tiene a maltraer al ex jefe de Gabinete.
Uniones peligrosas
Pérez Corradi no solo tiene lazos políticos con Aníbal Fernández, sino también con dirigentes sciolistas como el exviceministro de Salud de la provincia, Alberto Costa, quien debió renunciar a su cargo tras conocerse su participación en la denominada Mafia de los Medicamentos que terminó con la detención del dirigente sindical Juan José Zanola.
El lazo de Pérez Corradi con Costa era el empresario de droguerías Néstor Lorenzo, quien a través de la firma Elaboradora de Productos Biológicos SA, participó en la supuesta adulteración de medicamentos para pacientes con tratamientos oncológicos, todos ellos aguardan el juicio oral que debería realizarse en los próximos meses.
Aníbal Fernández está relacionado además a través de su asesor legal Gustavo Frasquet, un sombrío abogado de Quilmes defensor de múltiples narcotraficantes de la zona, y del propio Pérez Corradi, con el ex comisario involucrado en el atentado a la AMIA, Juan José Ribelli, quien hace unos meses atrás quedó en evidencia por haber apoyado económicamente la campaña presidencial de Daniel Scioli para las PASO.
Ribelli habría ayudado a Frasquet en la defensa por las denuncias que se presentaron contra Fernández. No es un dato menor que el socio del ex comisario sospechado de corrupción en su paso por la Bonaerense, es Carlos Broitman, letrado que tiene la defensa de múltiples narcotraficantes, como el colombiano Henry López de Jesús Londoño, alias Mi Sangre.
La Morsa, que durante la mal llamada década ganada no hizo más que sumergir en un letargo la lucha contra el narcotráfico cuando comandaba las fuerzas de seguridad, es ahora investigado por sus lazos con el poder narco, con consecuencias impredecibles en la Justicia de cara al futuro cercano.
Complicidades políticas
Además de Fernández, otro hombre del peronismo bonaerense que ha quedado involucrado en el medio de la trama por la fuga de los condenados por el Triple Crimen de General Rodríguez, es el intendente de Berazategui Juan Patricio Mussi, y su padre, el diputado provincial Juan José Mussi.
En uno de los allanamientos realizados por efectivos policiales en el domicilio de Franco Schillaci, hermano de uno de los prófugos, se encontró una camioneta donde uno de los responsables para poder manejarla es Juan Pablo Mussi, hermano del alcalde berazateguense y actual director de un centro odontológico municipal.
Hechos que marcan las relaciones políticas de los fugados con dirigentes de peso del Justicialismo del conurbano y que ponen al PJ y sus hombres contra las cuerdas de la investigación judicial.
Una relación que denota connivencia
El pasado fin de semana, se conoció una foto en donde se lo muestra a Aníbal Fernández muy sonriente junto a Marcelo Melnyk, alias “El Faraón”, único detenido por la fuga de los presos de la mafia de la efedrina.
Más allá de que la Morsa negó en forma terminante cualquier relación con Melnyk, los hechos muestran que el ex funcionario K conocía al detenido por medio del ex jefe de la barrabrava del club Quilmes, Osvaldo “Dedo” Becerra, quien reporta políticamente a Fernández. Son muchas las voces que indican que “El Faraón” le habría “bancado” económicamente la campaña a presidente del club del conurbano al ex jefe de Gabinete.
Con los años, Melnyk incluso se hizo amigo y realizó trabajos políticos para el jefe territorial de La Cámpora de Quilmes, Diego Méndez, nombrado por Fernández en la sede local del ANSES.
Las relaciones de la Morsa con el caso que conmueve al país son muy grandes, de ahí que por más que busque hacerse el distraído, la realidad indica que su contubernio con el delito es cuanto menos llamativo, y por el cual deberá rendir cuentas ante la Justicia.