El fallo judicial que lo inhabilitó y el rechazo legislativo precipitaron la renuncia del juez designado a dedo por Milei. En su carta, se defendió de las acusaciones y cuestionó a los senadores que rechazaron su pliego.
Este lunes, Manuel García Mansilla presentó su renuncia indeclinable a la Corte Suprema, sellando así un golpe para la estrategia judicial del Gobierno. Tras la caída de su pliego en el Senado, la Casa Rosada intentó sostenerlo, pero la presión política resultó insostenible.
En una carta de siete páginas, García Mansilla justificó su salida apelando a la “urgencia” de cubrir vacantes en el tribunal, aunque evitó mencionar los cuestionamientos que marcaron su nombramiento. Su escrito se centró en defender la legitimidad de su designación presidencial y en criticar a los senadores que lo enfrentaron durante el debate. Los acusó de tergiversar sus palabras mediante “un video recortado y editado, preparado sin dudas para engañar”.
A lo largo del documento, insistió en que la falta de integración plena de la Corte representa un grave problema institucional y advirtió sobre las consecuencias de dilatar su cobertura. Sin embargo, omitió referirse a las irregularidades y polémicas que rodearon su llegada al cargo.
Su renuncia se conoció este lunes, luego de que el juez federal Alejo Ramos Padilla dictara una cautelar que le impedía intervenir en los asuntos de la Corte. A esa resolución se sumó el rechazo de su pliego en el Senado, lo que dejó a García Mansilla completamente jaqueado. Su jura, realizada el 27 de febrero en un acto secreto tras ser designado por decreto de Javier Milei, había encendido las alarmas institucionales.
En la misiva enviada al Presidente, el exjuez intentó defender la legalidad de su nombramiento en comisión. Afirmó que durante la audiencia pública de agosto de 2024 ante la Comisión de Acuerdos del Senado había argumentado que existían antecedentes en la historia constitucional argentina y fallos previos que avalaban ese mecanismo. Según él, su postura había sido malinterpretada con intenciones políticas.
Además, se victimizó señalando que fue acusado injustamente de haber intentado engañar a los senadores. “Esa fue la inverosímil excusa que utilizaron algunos para pretender fundar su rechazo a mi pliego por una supuesta falta de idoneidad moral”, sostuvo García Mansilla, quien permaneció 40 días como juez de la Corte sin contar con la aprobación de la Cámara alta.