En busca de otro salvavidas de plomo

En un intento desesperado por detener la corrida cambiaria, Mauricio Macri anunció un acuerdo con el FMI para adelantar desembolsos crediticios. Fue un brevísimo discurso grabado de menos de dos minutos en el que no llevó tranquilidad ni dio precisiones.

Tieso, titubeante, en su mensaje buscó “eliminar cualquier incertidumbre que se hubiera generado ante el empeoramiento del contexto internacional”, como eligió interpretar la devaluación de ayer.

Recurriendo nuevamente a las metáforas climáticas, aseguró que sabe “que estas situaciones tormentosas generan angustia y preocupación en muchos de ustedes. Estoy tomando todas las decisiones necesarias para cuidarlos”.

A su vez, anticipó lo obvio, que golpear desesperadamente las puertas del Fondo no será gratis, e implicará más ajuste: “Acompañaremos el apoyo [del FMI] con los esfuerzos fiscales necesarios”, dijo.

Más tarde, esto fue confirmado por la directora del organismo multilateral, Christine Lagarde (foto), quien tras mantener una conversación telefónica con el Presidente reconoció que hoy existen “condiciones más adversas del mercado internacional, que no se habían anticipado plenamente en el programa original con Argentina”, y anticipó que el Gobierno nacional adoptará “políticas monetarias y fiscales más fuertes”.

Sin embargo, Lagarde no hizo alusión concreta al nuevo desembolso del FMI que garantizaría el pago de los intereses de la deuda del próximo año. Además, confirmó que “personal del FMI” reexaminará “el cronograma del programa financiero” con las autoridades argentinas.

Por su parte, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, no dejó otra alternativa que más ajuste: “El único camino para que la Argentina salga de las turbulencias es erradicar definitivamente el déficit fiscal”, dijo, y agregó: "Vamos a hacerlo lo más rápido posible." 

Sobre el acuerdo con el Fondo, solo dijo que se está haciendo un trabajo “técnico" para el adelanto del desembolso y que las precisiones se “anunciarán en breve”.