En su debut como presidente pro tempore del Mercosur, Javier Milei cuestionó la existencia del bloque regional, al que calificó de "prisión" para los países miembros. Sus críticas generaron tensiones con líderes como Lula Da Silva, quien evitó una foto oficial en respuesta a los constantes ataques del mandatario argentino.
En la 65ª Cumbre del Mercosur, celebrada en Montevideo en el día de ayer, Javier Milei asumió la presidencia pro tempore del bloque con un discurso incendiario que cuestionó su existencia y abogó por un modelo de libre comercio. “El Mercosur ha sido un escollo para el progreso de los argentinos”, afirmó, calificando al bloque como una “prisión” que limita las oportunidades comerciales de sus miembros.
El Presidente argentino criticó las políticas proteccionistas del Mercosur y relativizó el reciente acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, que aún está en etapa preliminar. “Tardamos más de 20 años en cerrar un acuerdo que festejamos, pero que dista de ser una realidad”, disparó. Además, arremetió contra las barreras comerciales internas y externas, argumentando que éstas han perjudicado la competitividad de los países miembros.
Milei propuso abandonar las “anteojeras ideológicas” y construir un nuevo esquema comercial que priorice la apertura y el crecimiento. En una provocación directa a Lula da Silva, recordó el rechazo al ALCA en 2005, señalando que esa decisión le costó caro a la región. La tensión entre ambos mandatarios quedó en evidencia cuando Lula se ausentó de la foto oficial, enviando a su canciller en su lugar.
Desde su llegada a la cumbre, Milei no se apartó de su narrativa neoliberal. En su intervención sostuvo: “Si el bloque no facilita el comercio ni mejora la calidad de vida de los ciudadanos, ¿qué sentido tiene su existencia?”. Sus palabras reflejan una postura que busca distanciarse de los principios fundacionales del Mercosur, marcando un claro contraste con el enfoque político y social defendido por otros líderes de la región.