Vacaciones de invierno bajo cero: menos turismo, menos consumo y más ajuste

La crisis económica y la pérdida de competitividad cambiaria desplomaron el turismo invernal. Viajaron 4,3 millones de personas, un 10,9% menos que en 2024 y 21,5% por debajo de 2023.

Política

04/08/2025 - 00:00hs

El invierno argentino dejó algo más que temperaturas gélidas: un turismo congelado por la crisis. Según los datos de la CAME, las vacaciones de invierno 2025 registraron una caída del 10,9% en la cantidad de turistas respecto del año pasado, y un desplome del 21,5% si se compara con 2023. Con una estadía promedio de 3,9 días y un gasto diario de $89.000, el impacto económico fue 11,2% menor a precios constantes. Todo en línea con el "bajo cero" económico que impulsa el gobierno de Javier Milei.

La pérdida de poder adquisitivo y la devaluación gradual que terminó encareciendo el dólar para el turismo receptivo hicieron lo suyo. Mientras el Presidente celebra un índice de inflación artificialmente bajo, millones de argentinos optaron por acortar sus viajes o directamente quedarse en casa. La clase media, históricamente impulsora del turismo nacional, fue la más golpeada por los ajustes. El resultado fue un invierno con menos movimiento, menos consumo y un Estado ausente en políticas de fomento.

El Hot Sale de mayo ya lo había anticipado: más del 50% de las ventas fueron para destinos internacionales. En paralelo, según el Indec, los viajes al exterior crecieron 67% interanual. Así, el turismo de alto poder adquisitivo dejó al país, y el que se quedó eligió destinos por precios, promociones o cercanía. El turismo se volvió un lujo para pocos y una estrategia de supervivencia para las provincias.

Bariloche, Córdoba, Iguazú, Mendoza y Ushuaia fueron algunos de los destinos más elegidos, aunque con ocupación hotelera dispar y mucha dependencia del turista de “último momento”. Las reservas tardías, las ofertas flash y el clima fueron factores clave. Las búsquedas online sobre “dónde está nevando” superaron a las promociones oficiales.

La nieve fue impredecible, con pistas cerradas en la primera semana de julio por la escasa nevada de junio. Solo hacia fines de mes se normalizó la situación. El clima, más frío y lluvioso que en años anteriores, alejó a los turistas de la playa y potenció destinos de montaña, termales y rurales.

El termalismo, por ejemplo, fue el gran refugio. Termas de Río Hondo y Entre Ríos tuvieron alta demanda, consolidando al turismo de bienestar. En contraste, las salidas culturales gratuitas (ferias, museos, actividades barriales) mostraron la precarización del ocio: salir, sí, pero sin gastar. La Ciudad de Buenos Aires mantuvo su atractivo con una fuerte agenda cultural gratuita, mientras que en la provincia, destinos como Chascomús o Tandil apostaron por escapadas de fin de semana y precios bajos. Córdoba, con su amplia oferta y eventos masivos, fue una de las pocas que superó proyecciones.

Mientras Milei sigue ajustando, el turismo –uno de los sectores que más empleo genera– se enfría. Y aunque el oficialismo se jacte de haber bajado la inflación, los números de esta temporada muestran otra realidad: sin consumo interno, no hay reactivación posible. La Argentina de las vacaciones con promociones y estadías cortas no es la del crecimiento, sino la de la supervivencia.

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