Se dio lugar a una tercera cautelar contra la reforma laboral
Anteriormente se había acetado el planteo de la CTA y la CGT.
La jueza María Eugenia Capuchetti resaltó en su fallo que ninguna de las presuntas víctimas, todos magistrados, denunció los hechos cuando supuestamente ocurrieron y señaló que no se constató que alguno de los presionados hubiera tomado alguna decisión contraria a derecho. La decisión fue apelada por el fiscal Franco Picardi.
09/01/2024 - 00:00hs
La jueza federal María Eugenia Capuchetti sobreseyó por inexistencia de delito a todos los imputados de la causa en la que se investigan supuestas presiones de exfuncionarios y allegados al gobierno de Mauricio Macri, y del propio expresidente, a jueces y fiscales.
La decisión de la magistrada, que ya fue apelada por el fiscal Franco Picardi, benefició a Macri, a su asesor, Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, al exministro de Justicia, Germán Garavano, y al exsecretario de Legal y Técnica, Pablo Clusellas, entre otros.
La jueza resaltó en su fallo que ninguna de las presuntas víctimas, todos magistrados, denunció los hechos cuando supuestamente ocurrieron y señalo que no se constató que alguno de los presionados hubiera tomado alguna decisión contraria a derecho.
“La totalidad de los magistrados prestó su testimonio al ser formalmente convocados, en todas las ocasiones mucho después de haber culminado las supuestas presiones, o de haber intervenido en los expedientes que motivaron las alegadas injerencias indebidas, o incluso de haber cesado la administración que habría planificado dichas interferencias”, sostuvo la jueza en el fallo firmado el 7 de diciembre.
“Esta cuestión no es menor, por cuanto no se trata aquí de víctimas legas, que años después de un evento traumático podrían resignificar vivencias delictivas para aportar sus versiones a la Justicia. Se trata aquí de magistrados del Poder Judicial y del Ministerio Público Fiscal, que no solo se presume conocen el derecho y por lo tanto pueden mínimamente distinguir un accionar delictivo de aquél que no lo es, sino que, además, cuentan con la carga pública de denunciar ante la existencia de un delito como tal”, continuó.
Y prosiguió: “Es más: tampoco se advierte que los magistrados (independientemente de que no hayan denunciado) se hayan apartado de los expedientes que presumiblemente motivaban las presiones, a fin de garantizar su imparcialidad”.
“Los magistrados supuestamente damnificados han prestado declaración testimonial y sus testimonios fueron coherentes y consistentes entre sí, y con respecto a lo resuelto en cada una de las causas traídas a su conocimiento, lo que evidencia que no fueron influenciados de manera indebida o que las presiones no tuvieron un impacto significativo en sus decisiones”, aseguró la jueza.
El fallo benefició también al exministro de Trabajo, Jorge Triaca, a la legisladora porteña, Graciela Ocaña, y al jefe de los fiscales de la Ciudad de Buenos Aires, Juan Bautista Mahiques.
El fiscal Picardi, en tanto, apeló la decisión de la jueza Capuchetti el 14 de diciembre con el objetivo de que se revoquen los sobreseimientos y se investigue una supuesta maniobra sistemática para ejercer indebida presión sobre cualquier magistrado que tomara una decisión contraria a los intereses del entonces gobierno de Macri.
Justamente, Capuchetti es la misma magistrada que entiende en la causa por el atentado hacia Cristina Fernández de Kirchner y que fuera recusada por la defensa en función de “no hacer nada” para esclarecer los hechos.
La denuncia
La causa se inició con una denuncia de diputados y senadores del Frente de Todos (FdT) para que se investigara el papel que jugó la llamada “mesa judicial” durante el anterior gobierno nacional e incluyó testimonios públicos de jueces que hicieron referencia a presiones del Poder Ejecutivo mientras estuvo a cargo de Macri.
En esa denuncia se incluía, como uno de los principales testimonios, el brindado por la jueza de la Cámara Federal de Casación Penal, Ana María Figueroa, quien dijo en un programa radial que en 2015 recibió la visita de un funcionario del Ministerio de Justicia de la anterior gestión (Juan Bautista Mahiques, según detalló más tarde en su declaración testimonial).
Según dijo, ese funcionario le reclamó que apurara un fallo judicial relacionado a la causa sobre el memorándum de entendimiento con Irán firmado por la expresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y luego ratificado por el Congreso.
Los denunciantes señalaron como “responsables de los hechos” a los funcionarios “de altísimo nivel en el Gobierno de Macri”, que integraron lo que públicamente se conoció como la “mesa judicial” de aquella administración.
En la causa judicial, el fiscal Gabriel De Vedia declaró como testigo y ratificó las declaraciones periodísticas en las que contó que en 2017, antes de que la entonces procuradora presentara su renuncia, intentó frenar la embestida en su contra.
En declaraciones ante distintos medios de comunicación, De Vedia había contado que intentó frenar lo que él consideraba una “persecución”, a través del vínculo familiar que tenía con Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, uno de los supuestos integrantes de la mesa judicial macrista.
“Yo le planteo el tema de la Procuradora. Primero negó la persecución. Para ellos no había persecución. Me dijo que el Ministerio Público iba a cambiar, que iba a haber un proyecto de ley para modificar el esquema y ahí le pregunté lo que me interesaba, que era que se acabe la persecución: ¿no se puede acabar? Me dijo que la Procuradora tenía que renunciar para no ir presa”, contó De Vedia, sobre su diálogo con Rodríguez Simón, en una entrevista radial.
La renuncia de Gils Carbó se dio en un contexto de creciente presión por parte del gobierno de Macri, que no escondía su interés en desplazarla, pero además en un año en el que los números de teléfonos de los celulares de familiares suyos fueron publicados en el diario Clarín, y luego de que se la involucrara en una causa penal por supuestas irregularidades en la compra de un edificio para la Procuración General de la Nación.
A pesar de este sobreseimiento, Rodríguez Simón sigue en condición de “rebeldía” en la causa en la cual lo investiga la jueza María Romilda Servini por la presunta persecución a los accionistas del Grupo Indalo: allí fue llamado a indagatoria en el 2020 y nunca se presentó.