Un jubilado muerto a golpes, un ladrón muerto a tiros y un muchacho que terminó con un disparo en la cabeza fueron los casos que sacudieron a la ciudad en el último trimestre. Los detalles de cada causa.
En los últimos tres meses, ocurrieron tres crímenes en la ciudad, los cuales estuvieron marcados por la violencia extrema y, dos de ellos, también por el misterio, ya que las muertes se dieron en extrañas circunstancias.
Todo comenzó el 14 de marzo, cuando encontraron el cuerpo sin vida de Pedro Reales, un jubilado de 85 años. Si bien al principio se creyó que se trata de una muerte natural porque el cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición, luego se supo que se trató de un crimen.
La escena del crimen y la operación de autopsia sobre los restos de Reales terminaron por desenredar la cuestión y avanzar sobre una trama sangrienta, pese a que, en primer término, todo indicaba que la víctima había sufrido un deceso natural.
Sin embargo, sus nietos señalaron que había sido asesinado y marcaron que el cuerpo fue hallado por un amigo del occiso en el garaje de la propiedad ubicada en 60, entre 163 y 164, perfectamente tapado por una sábana. “El tema de la sábana fue lo primero que nos llamó la atención”, admitió un vocero ante Trama Urbana, quien fue el primer medio que informó sobre el homicidio.
Los detectives sospechan que los autores del homicidio quisieron quedarse con la casa o bien perpetraron un robo que salió mal, terminaron quitándole la vida a Reales y después acondicionaron el lugar para hacer pasar la muerte como natural. “Está todo en investigación”, dijo un portavoz y añadió que el episodio “es complejo”.
El ladrón abatido
Casi un mes después, el 19 de abril, Ariel González (16) fue a una distribuidora ubicada en la zona de 12 y 520, cerca de las 12:00. Allí, los dos hampones ingresaron con armas de fuego y amenazaron a las empleadas, pero, en ese entonces, el dueño salió en su defensa y los ahuyentó con una ráfaga de tiros, matando a uno de ellos.
Según indicaron voceros oficiales a Trama Urbana, el asaltante recibió un total de cinco disparos efectuados por el dueño del local y tres de ellos fueron por la espalda. Asimismo, el informe detalla que el joven maleante falleció por un “shock hipovolémico, secundario a lesión pulmonar, cardiaca y de los grandes vasos, producidas por herida por proyectil de arma de fuego”.
Semanas más tarde, cayó su cómplice, cuando el sujeto y otro ladrón intentaron ingresar por la fuerza a un edificio de 48, entre 9 y 10. Fue en ese momento que un vecino advirtió la secuencia y se asomó desde su ventana para ver qué estaba ocurriendo.
El caso de La Favela
El último 10 de mayo, la comunidad se vio sacudida por la trágica noticia de la muerte de un hombre en medio de un operativo policial en la conocida “La Favela”, situada en la intersección de las calles 528 y 18.
Las primeras versiones indicaban que el hombre había sido abatido por la policía, pero, posteriormente, surgió una nueva narrativa que alegaba que el fallecido intentaba escapar de las autoridades: “En un momento sacó un arma y fue él mismo quien atentó contra su propia vida”, relató una fuente policial a los medios locales.
Alrededor de la medianoche, se desplegó un amplio operativo policial en la zona, identificando al fallecido como Nahuel Silva.
Según fuentes cercanas a la investigación, Silva estaba siendo buscado por intento de homicidio y, al ser localizado durante un allanamiento, habría intentado fugarse, desencadenando la trágica cadena de eventos.