Amenazó a su exmujer, lo allanaron y le encontraron un arsenal
Tras recibir una denuncia por violencia de género, se llevó a cabo una requisa en su casa de Altos de San Lorenzo donde tenía guardadas varias armas.
Un joven mató a golpes y palazos a su abuela y no dudó en confesar el hecho. Podrían condenarlo a prisión perpetua. Los detalles del debate.
24/05/2024 - 00:18hs
A cargo del Tribunal Oral Criminal (TOC) II de La Plata, comenzó en las últimas horas el juicio por uno de los crímenes más brutales en la ciudad, en donde un hombre mató a golpes a su abuela y dijo que lo hizo para celebrar su cumpleaños.
Matías “Pitu” Bustos (36) estaba con su mencionada familiar, Valentina Peralta, la tarde del 25 de diciembre de 2017, hasta que comenzó a molerla a trompadas, provocándole severas fracturas en diferentes partes del cuerpo que terminaron por quitarle la vida.
Tras ello, se duchó y recibió a los policías, que llegaron a la casa de 139, entre 477 y 478, luego de que el propio imputado llamara al 911. Frente a los uniformados no dudó en confesar el crimen: “Maté a mi abuela. Le di piñas, no la aguantaba más. Así festejé mi cumpleaños”.
Ahora, llegó al debate oral bajo la pena de “homicidio agravado por el vínculo y alevosía”, pero tras la declaración de varios testigos, la fiscal amplió la acusación a “homicidio agravado por el vínculo y alevosía con ensañamiento y por violencia de género”.
La única pena posible es la prisión o reclusión perpetua. Tal como este medio informó de manera oportuna, los implicados vivían juntos en la residencia y la relación entre ambos era mala. Solían discutir y, de acuerdo a los voceros, en más de una ocasión él la habría golpeado, motivo por el cual ella lo había denunciado.
Escalofriantes declaraciones
Los primeros en contar en el juicio lo que pasó fueron los numerarios que fueron a la escena del crimen y el médico que realizó la autopsia. Los primeros confirmaron que el hombre confesó el suceso, y que lo repetía de manera espontánea todo el tiempo. También aseveraron que, una vez esposado, les pedía que lo sacaran del domicilio porque temía que los vecinos, que estaban en la puerta, lo lincharan.
La defensa del salvaje reconoce la autoría del asesinato, pero apela a la inimputabilidad al asegurar que el sujeto no comprendió la criminalidad de su conducta, y también relató que mató a la anciana en un estado de “intoxicación” por drogas.
En ese sentido, una de las mujeres policías que acudió a la escena dijo que el joven repetía “todo el tiempo escuchaba voces que me decían que la tenía que matar”.
Si bien el letrado puntualizó que la confesión del hecho de su asistido fue realizada delante de policías, sin la asistencia de un defensor y planteó la nulidad del acta de procedimiento, la misma fue rechazada porque los jueces entendieron que se trató de una manifestación espontánea del acusado sin haber sido coaccionado.
La autopsia
El médico autopsiante del cuerpo de la damnificada, que tenía 73 años, cuatro hijos y tres nietos, informó en el debate que la causa de la muerte de Peralta fue un “traumatismo de cráneo y un shock hipovolémico (gran pérdida de sangre)” por la rotura del hígado.
Dijo que tenía múltiples lesiones en la cara, como hematoma en los ojos, fractura de mandíbula, nariz y huesos del rostro, y que una costilla fracturada le perforó el hígado. Graficó el ataque como de extrema violencia llevada a cabo por un “puño con mucha fuerza”.
Por último, señaló que la víctima sufrió antes de morir y detalló que la lesión más dolorosa “sin duda fue la fractura de mandíbula. Todas las quebraduras son dolorosas, pero en este caso la que más dolió es la de la mandíbula”. La próxima audiencia será el lunes 27 de mayo en horario a definir.
Días después del brutal crimen, diario Hoy habló con un vecino quien dijo que conocía a Valentina desde hacía muchos años. Ayer nos cruzamos en la calle, me preguntó por el hijo, del cual soy amigo, y nos deseamos felicidades por las fiestas. Ella trabajaba como empleada doméstica todos los días, desde las 10 hasta las 17. Era muy querida. Y ahora me enteré de esto. Fue un baldazo de agua fría”. El hombre había puntualizado que “al nieto lo conocía poco, solo nos saludábamos. Trabajó en una fábrica, pero lo echaron hace más de un año y después se dedicó a hacer changas”.