Degollaron a una mujer en otro brutal femicidio
Los voceros identificaron a la víctima como Alejandrina Acosta, cuyo cadáver fue encontrado en una casa de esa localidad ubicada a unos 200 kilómetros de la capital provincial.
Se dará a conocer el veredicto por el asesinato de un empresario español a quien mataron en su departamento de Caballito. El implicado estuvo prófugo cinco años.
17/10/2023 - 00:35hs
El TOC 5 de Capital Federal dará a conocer hoy su veredicto para el ciudadano paraguayo apodado el Carnicero, que se mantuvo prófugo cinco años. Y en el juicio confesó haber participado del crimen del empresario español Roberto Fernández Montes (67) en el barrio de Caballito en 2017, hecho donde quedó filmado por las cámaras del edificio cuando, junto al exyerno de la víctima, bajaba el cadáver por el ascensor.
Primero, está programado que a las 8:15 el acusado, Pedro Fernández Torres (57), tenga la posibilidad de pronunciar sus últimas palabras y, tras un cuarto intermedio, los jueces darán a conocer su veredicto y la eventual sentencia.
Todo indica que el hombre será condenado y que la pena podría ser la máxima: prisión perpetua. Tal como pidió el fiscal de juicio, Juan Manuel Fernández Buzzi. Su propia defensa pidió que sea condenado, aunque solo por el robo.
Se trata del segundo juicio que se realiza por el asesinato del empresario, ya que en 2017 había sido condenado a prisión perpetua su exyerno, Santiago Corona (41), la persona a la que Fernández Torres intentó en este debate endilgarle toda la responsabilidad del homicidio.
Al declarar en la primera audiencia, el 2 de octubre, Fernández Torres pidió perdón a las hijas del fallecido, dijo estar “muy arrepentido” de lo que hizo, pero se limitó a asegurar que él aceptó a participar de lo que supuestamente “solo iba a ser un robo” porque necesitaba $50.000, y que fue “engañado” y “amenazado” por Corona, a quien acusó de ser quien asesinó por la espalda y a puñaladas al empresario durante el asalto.
“Asfixia mecánica”
“Escucho gemidos. Me asomo al pasillo, no veo nada. Y escucho otra vez como que parecía una pelea, voy y lo encuentro a él (Corona) de espalda. Tenía un cuchillo. Lo agarró cuando estaba arrodillado y lo acuchilló en el cuello”, dijo el imputado.
Contó que intentó irse, pero que Corona lo apuntó con el cuchillo y lo amenazó con matar a sus hijas, razón por la que luego lo ayudó a sacar el cadáver.
Fernández Buzzi no le creyó y en su alegato pidió la pena de prisión perpetua como coautor de un “homicidio agravado por alevosía”. Para el fiscal, Fernández Torres mintió con el único objetivo de “mejorar su situación procesal” y para que solo se lo condene por un robo.
Sostuvo que en realidad sabía que “el plan era matar a Fernández Montes” porque, más allá de que pensaran que las cámaras del edificio no funcionaban, no tomaron el recaudo de ocultar sus rostros “porque la víctima iba a estar muerta”.
Además, descartó que sea cierta la versión de que Fernández Montes haya sido asesinado a puñaladas, como contó el imputado, al explicar que el forense que hizo la autopsia declaró que en los escasos y calcinados restos que quedaron de la víctima no se advertían “heridas penetrantes” y que con base en estudios complementarios la principal hipótesis sobre la causa de la muerte era la de “una asfixia mecánica”.
Al abordar la calificación penal, fundamentó que se trató de un homicidio “con alevosía”, al considerar que en este hecho se aprovecharon “del estado de indefensión de la víctima” y lo “mataron sobre seguro” al actuar con “ocultamiento y acecho” y de un “modo traicionero”.
Fernández Montes era dueño de la empresa Mini Vial, dedicada a la venta y alquiler de maquinaria para la construcción, y fue visto por última vez el 21 de enero de 2017, cuando salió de su casa.
Sus hijas denunciaron su desaparición, pero al revisar los videos de las cámaras del edificio se descubrió que su entonces yerno, Corona, y un cómplice, luego identificado como Fernández Torres, lo asesinaron en el departamento y bajaron por el ascensor con el cadáver envuelto en sábanas y cargándolo hasta el baúl de un auto Suzuki Fun, que usaba el empresario.