Concluye la sexta Convención de Tatuajes La Plata

El evento internacional, que cuenta con la presencia de más de 260 tatuadores de la Argentina y el exterior, cierra esta noche en el Pasaje Dardo Rocha 

Una multitud de personas continúa disfrutando de la sexta Convención de Tatuajes La Plata, un evento en el que tatuadores de todas partes del mundo despliegan sus habilidades para imprimir distintos dibujos en los cuerpos. 

Además de 130 puestos, elevento cuenta con stands de insumos para desarrollar este arte, venta de ropa, colocación de piercings y música en vivo. 

La feria, que concluye esta noche a las 22, fue visitada hasta el momento por más de 5.000 personas. 

Mientras los visitantes se sorprenden con los increíbles diseños que se realizan en vivo, los tatuadores no solo están concentrados en sus obras, sino que también pretenden convertirse en los ganadores del concurso del que participan: “Ganar les da mucho prestigio. A los campeones después les llueven los trabajos”, dijo Constanza Bocardo, una de las organizadoras del evento.  

El hombre que tiene espalda para ser el vencedor

Antonio Domingo, más conocido como “Puro Domingo”, viajó exclusivamente desde Ciudad de México para estar presente. Este joven, que además de tatuador profesional es licenciado en Letras, llegó a La Plata con un único objetivo: convertirse en el ganador de la competencia. “Me preparé mucho para venir este año y creo que tengo buenas posibilidades”, contó a diario Hoy.

Para aumentar sus chances, Domingo está trabajando en un único tatuaje que ocupa una espalda completa: “Empezamos con el trabajo el viernes, continuamos hoy (por ayer) y el domingo lo culminamos. Son jornadas de ocho horas cada día”, agregó. 

El más viejo de todos

Claudio Gutierrez, “El Guacho”, es uno de los tatuadores más veteranos de la Argentina. A los 55 años, este hombre, que tiene 30 de trayectoria, aún recuerda la forma en la que se introdujo en este mundo: “Mientras todos mis amigos jugaban al fútbol, a mí se me daba por dibujar”, djo Claudio y agregó: “Un día un amigo me pidió que lo escrachara con tinta china y me salió bien. Luego aprendí la técnica con máquinas y me puse un local”. 

Dicen que después de hacer carrera, los tatuadores deciden qué trabajos encarar y cuáles rechazar. “El Guacho”, que por experiencia entraría en este selecto grupo, hace lo que le pidan. “Me gustaría que la gente llevara en la piel costumbres nuestras y no foráneas, pero lo que me digan, lo hago. A mí me parece que es un arte, pero hay que vivir de esto, y uno trabaja para comer”, concluyó el experimentado tatuador.