Entrevista a Abel Albino, titular de la fundación Conin

“La desnutrición infantil es un cáncer social a extirpar en toda la Argentina”

Así se lo afirmó a diario Hoy el titular de la fundación Conin, el doctor Abel Albino. Además, pidió que se reconozca que el hambre “es un problema estructural del país”, y consideró “vergonzosa” la actitud del kirchnerismo de “esconder las estadísticas de pobreza y desnutrición”

Una de las máximas populares indica que el hambre es la peor de las violencias sociales. Esta realidad golpea con mayor crudeza en los niños, ya que, según datos oficiales, más de un millón y medio de chicos de entre 0 y 17 años están sumidos en la pobreza más extrema, con un porcentaje de desnutrición infantil que llega a poco más del 4%, lo que evidencia cómo la falta de oportunidades sigue latente en la Argentina.

Ante esta situación angustiante, diario Hoy se comunicó con el doctor Abel Albino, director de la Fundación Conin (Cooperadora para la Nutrición Infantil), quien desde hace más de dos décadas viene desplegando una importante red de lucha contra la desnutrición en los sectores más vulnerables de la sociedad.

Para el doctor en Medicina y miembro de la Academia Española de Nutrición, “el hambre es un síntoma de que algo anda mal en la Argentina”, a la vez que criticó a la clase dirigente al sostener que “el país se cae a pedazos”, mientras los políticos se pelean sin dar una solución real y concreta a los problemas cotidianos de la sociedad.

—¿Cómo nace la Fundación Conin?

—Conin nace cuando yo estaba estudiando y trabajando en Europa. Entonces me chocó un poco ver esos países tan pequeños, tan poderosos... y no pude dejar de pensar en el nuestro, que es tan grande, tan rico y está arruinado, empobrecido. 

Por eso, un día llamé a Mendoza y dije que no me sentía en paz. A partir de ahí, y luego de un viaje al Vaticano, donde Juan Pablo II me dijo: Sigan el ejemplo del beato José María, ocúpense de los más pobres, los más necesitados, volví al país y terminé dedicándome a combatir la pobreza y la desnutrición.

—¿Quiénes fueron sus referentes a la hora de ejecutar esta pelea?

— El beato José María empezó su labor en los hospitales pobres de Madrid, donde todos eran tuberculosos y la gente moría como moscas. Entonces planteó que hay que cambiar esta sociedad por dentro, que necesitaba gente comprometida con la sociedad, con una camisa y un corazón. 

Todo eso me impactó, servir decía la Madre Teresa, los más pobres  decía el Papa. Son tres grandes imágenes que me influenciaron: San José María, el papa Juan Pablo II y la Madre Teresa de Calcuta. Ellos son mis principales referentes.

—¿En qué consiste la tarea que implementan desde Conin?

—Hoy estamos haciendo, promocionando y fogoneando en la Argentina el proyecto Conin. No­sotros tenemos 86 centros en el país trabajando. Ya hemos atendido 16.000 niños en todo el país. En el hospital de Mendoza, de los 2.000 chicos consultados hemos salvado a 1.999. Solo se nos murió uno, entre 600 casos graves. Aunque sea una sola pérdida, nos afecta en el alma, porque cuando se muere un hijo, aunque tengas 12, es inconmensurable el dolor.

—¿Cuál es la situación que vive la Argentina hoy en relación al desarrollo de los más chicos?

—Me dediqué a la desnutrición infantil tras haber estudiado en Chile y ver cómo ellos, en base a un trabajo serio y mancomunado, pudieron salir de la situación terrible que vivían. Si Chile pudo revertir una realidad lamentable, ¿por qué no podemos en la Argentina? Hoy vemos a dirigentes que están a las trompadas, a los insultos entre ellos y no piensan en el futuro de los más chicos. El país se cae a pedazos, la mamá se está muriendo y todos los hijos están peleándose para ver con qué se quedan. Así es difícil crecer.

 —¿Cómo definiría la desnutrición infantil en nuestro país?

—Como un cáncer social a extirpar en toda la Argentina. Tenemos que reconocer la realidad y, si lo hacemos, eso significará un primer síntoma de que se puede mejorar. De ahí en más, vamos para arriba. Lamentablemente, durante muchos años se escondió la pobreza bajo la alfombra y no se hicieron los trabajos necesarios para acabar con la desnutrición infantil.

—Justamente una de las mayores críticas que se le hacen al gobierno K es este ocultamiento de las estadísticas oficiales, ¿qué piensa sobre esta actitud del anterior gobierno? 

—Es una cosa vergonzosa esconder las estadísticas de pobreza y desnutrición. Llegaron a lo increíble de decir que estábamos mejor que Alemania y esto no puede pasar, todos sabemos cómo estamos y cómo estábamos. Se llega a esto porque en un momento dado empiezan a olvidarse de la razón de ser, de la labor política, que es una de las más nobles que puede desarrollar un hombre: buscar el bien común. Llega un momento en que los dirigentes se olvidan de esto y empiezan a buscar el bien personal. 

—¿Qué explicaciones le encuentra entonces a este accionar?

—Hay miles de explicaciones, pero es sorprendente y vergonzoso, no podemos seguir así y todos somos un poco responsables por acción y omisión. Así que entre todos tenemos que sacar al país adelante, el gobierno junto a las ONG, el empresariado, la Iglesia, los colegios, la comunidad toda trabajando como hermanos que somos.

—Durante la década pasada se implementaron gran cantidad de planes sociales para acabar con el hambre. ¿En su opinión, sirvieron de algo?

—El hambre es un problema estructural del país y es un síntoma de que algo anda mal en la Argentina. Todos dentro de cuatro horas vamos a tener hambre, pero la desnutrición es una enfermedad individual y social, profunda, gigantesca, que tarda años en solucionarse. Los planes sociales sirvieron para mantener a los pobres dentro de su propia pobreza, no para sacarlos de ella, por lo cual el fin último que se decía buscar con los mismos no se cumplió en lo más mínimo.

 —¿Cuál es el futuro que le espera a la Argentina como país?

— La principal riqueza de un país es su capital humano, y si el capital humano está dañado el país no tiene futuro. Si trabajamos sobre esto, lo que nos espera es excelente. Pero si hacemos mal las cosas y no creamos políticas de Estado para combatir el hambre y la desnutrición infantil, lo que todos queremos, que es la igualdad de oportunidades, no llegará a ser una realidad.

Logros en la lucha contra el hambre 

En otro de los tramos de su charla con nuestro medio, el doctor Abel Albino se refirió a cómo afecta a los niños una mala nutrición. Para el director de la fundación Conin, “es fundamental que las máximas autoridades de la Nación se decidan a dar su pelea contra la mala nutrición y desnutrición infantil”.

En ese sentido, el médico pediatra señaló que “se dan alteraciones anatómicas, fisiológicas, bioquímicas, metabólicas, hasta daños cerebrales, y si nosotros queremos competir en el mercado tenemos que tener la mejor semilla, el mejor trato, el mejor alimento, hidratación, los mejores nutrientes en la tierra para tener productos de calidad. Solo así miraremos el futuro con optimismo”.

Además, Albino destacó los logros conseguidos por su fundación, al indicar que “en estos años hemos sacado adelante a 16.000 niños en Argentina. Hicimos un trabajo en la Universidad de Gran Bretaña para saber cuánto valía un chico de Conin tomado precozmente y significa un ahorro para el país de millones de dólares”. 

“Si Conin ha sacado adelante a estos niños, significa que hemos contribuido a la grandeza del país en 16 millones de dólares. Hoy tengo 5.000 chicos en carpeta, son US$ 5 millones más. Yo no tengo ni edad ni paciencia para pararme en la esquina a quejarme de lo mal que anda el país. Tengo que ayudar al país y al Gobierno, porque el fracaso del Gobierno es el fracaso de todos”, resaltó.