Plan de obras en la Provincia

Los anuncios hídricos de Vidal que generan más dudas que certezas

La gobernadora sorprendió con un pretencioso plan de obras que, entre otros ríos, abarcaría la Cuenca del Salado. Para ello, se sinceró, recurrirá a la ayuda de “un equipo de técnicos holandeses”, cuando el país cuenta con estudios que datan de hace más de 130 años. Según los expertos, antes que este “negociado”, es “necesario” un Plan Integral de Gestión Hidráulica

Desde el Puente El Tauritya, en San Fernando, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal anunció un “Plan Hídrico” para la provincia de Buenos Aires, a realizarse en cuatro años y con una inversión de 15.000 millones de pesos.

En este contexto, la mandataria agregó que “en los próximos días” arribará a la provincia “un equipo de técnicos de Holanda” y que “ellos van a evaluar [...] la cuenca del Salado para ver qué más podemos hacer para mejorar la situación de las inundaciones y poder proteger a los millones de bonaerenses afectados”.

Es este último punto el que sorprende a especialistas como el ingeniero Hidráulico y Civil, Claudio Velazco, un profesional de carrera dentro del ministerio de Infraestructura bonaerense, quien desde hace años estudia  la crítica situación que atraviesan los bonaerenses debido a las inundaciones producidas, sobre todo, en el área del Salado: “Que se pretenda contratar a técnicos extranjeros me parece un error, porque hay estudios integrales de la Cuenca realizados por profesionales de la provincia”, le dijo el experto a Hoy.

Aquí nomás, a menos de 100 Km de donde Vidal realizó los anuncios, a sólo 10 cuadras de la Casa de Gobierno, desde la Facultad de Ingeniería se han realizado sendos estudios, con expertos familiarizados con la problemática, conocedores de esta Cuenca sobre la que conviven 55 partidos de la Provincia, lo que representa 1.500.000 habitantes, a lo largo de sus 170.000 Km2 (más de la mitad de la superficie bonaerense).

Entonces, ¿por qué recurrir a profesionales ubicados a más de 12.000 Km del país? ¿Por qué despreciar, una vez más, el plan propuesto a fines del siglo XIX por el ingeniero Florentino Ameghino, quien contempló, entre otras cosas, la derivación de las aguas dulces excedentes hacia zonas bajas y lagunas para crear reservorios? En síntesis, ¿por qué ir a buscar respuestas afuera cuando ya las tenemos en Argentina, desde hace más de 130 años? 

Sin ir más lejos, el propio Velazco hizo público un informe a raíz del último desborde del Río Quinto. En él, alertó sobre “las faltas de políticas planificadas y de ejecución de obras hidráulicas acordes”, al tiempo que propuso “conformar un verdadero Plan Integral de Gestión Hidráulica a desarrollarse en unos 20 años”.

En este sentido, el ingeniero advirtió a nuestro diario que los $ 15.000 millones de inversión anunciados ayer por Vidal son “ampliamente insuficientes”. Así, el especialista recordó que ya antes de la devaluación de diciembre, estimó un fondo de “US$ 22 mil millones (más de $321 mil millones) para atenuar las inundaciones” y agregó que la Provincia “habla de $1200 millones para solucionar la problemática en la Cuenca, pero se necesitarían más de US$ 9.600 millones (más de $140 mil millones)”.

La solución en manos argentinas

Para Velazco, no es necesario “importar” una solución a más de 12.000 Km de la Cuenca, no hace falta “endeudarse con un negociado externo”, sino que se puede encontrar aquí, “ampliando aún más las secciones de escurrimientos, partiendo desde la desembocadura del Canal 15 en la Bahía de Samborombón,  y continuando por la denominada Etapa I; con los trabajos aguas arriba de la Etapa III, es decir aguas arriba de la Laguna Las Flores Grande y hacia el límite provincial con Santa Fé”.

Sólo así -aseguró el ingeniero-, teniendo garantizado el adecuado ensanche del Cauce del Río Salado, “se estará en condiciones de ejecutar un plan de canalizaciones que permitan transportar los escurrimientos que involucren a todos los distritos afectados hacia el Cauce Principal”, y añadió que, además de las mejoras sobre cursos de agua existentes, previstas en el Plan Maestro Integral de la Cuenca del Salado, “debe plantearse la ejecución de nuevas canalizaciones, como por ejemplo  un Nuevo Canal desde el Partido de Gral Villegas, que transporte los escurrimientos hasta desembocar en el Cauce Principal del Salado. Para esto, el Cauce Principal debe encontrarse preparado para recibir caudales adicionales”.

De lo contrario, alertó Velazco, las “obras parciales” trasladarían los problemas de un municipio a otro y desembocarían en lo que denominó las “guerras por el agua”.

“Como se ve -concluyó el especialista- las respuestas están, hace años que se sabe lo que hay que hacer. No tenemos que recurrir al extranjero para eso; sólo hay que tener voluntad política de solucionar la problemática y actuar en consecuencia”.

Las estimaciones en la provincia

Según estimaciones del gabinete bonaerense, los trabajos hídricos contemplarían a ocho millones de personas y abarcarían, entre otros, construcciones de canales y terraplenes; obras de control; estaciones de bombeo y readecuaciones de puentes sobre cursos de agua.

Las obras se realizarían en las cuencas de seis ríos: Luján, Salado (Etapa IV- tramo 1 y Río V), Región Capital (La Plata, Berisso y Ensenada), Reconquista, Matanza-Riachuelo y Areco.

Mucha agua y pocas soluciones

La intención de la gobernadora Vidal de ir a buscar ayuda al extranjero parece un déjà vu de lo ocurrido a mediados de los ’90, cuando el Ministerio de Economía bonaerense encargó a la consultora inglesa Sir William Halcrow & Partners la elaboración de un plan de recursos hídricos. El trabajo fue realizado entre 1997 y 1999 y costó U$S 3,3 millones, financiados por el Banco Mundial. Los objetivos de lo que resultó ser el Plan Maestro Integral de la Cuenca del Río Salado eran, entre otros, “mitigar los impactos negativos de inundaciones y sequías”, pero casi tres décadas después los dramas continúan para millones de bonaerenses.

Entonces, como ahora, ya existía el título Las secas y las inundaciones en la provincia de Buenos Aires. Obras de retención y no de desagüe (1884), publicado por Florentino Ameghino. Allí, el ingeniero criticaba las obras de canalización y sostenía la importancia de las obras de retención para la recarga de acuíferos y reserva para los períodos de sequía. 

Pero otra vez, la provincia vuelve a desoír las propuestas de expertos vernáculos, conocedores de las crecidas del Salado y tanto más cercanos que los gobernados por la reina Máxima de Holanda.