Menos leche que una vaca de plástico

Del paro nacional de esta semana está exenta la industria láctea, no porque no tenga trastornos, sino porque “la leche hay que entregarla todos los días”. Se calcula que hace un año todos los tamberos producen un 30% menos del verdadero potencial 

La realidad argentina “craneada” por los K da para todo, incluso para esta humorada que expresa el título, en plena pampa lechera, corazón de la producción, donde el escenario es grave: una cadena de suministro a la que se le desploman las ventas, y una industria láctea operando con una capacidad ociosa que incide negativamente en los costos de las empresas.

Para que entienda el ama de casa: un litro de leche en el supermercado vale igual o menos que un litro de agua mineral, menospreciando al productor. Tomás Bohner (49), tambero de toda la vida, vicepresidente de la Sociedad Rural de Brandsen, le cuenta a Hoy que “en un litro de leche hay años de trabajo, de inclemencias, de riesgos, de mano de obra, de genética, un montón de trabajo al lado de esa agua que se extrae solo con una bomba”.

En los pagos brandseños se han vendido dos tambos en los últimos 2 meses, y se han vendido los animales, sólo un ejemplo de la debacle, como consecuencia de un país con inflación arriba y que arrincona cada vez más a los pequeños productores.

En otras averiguaciones que hizo este diario en General Mansilla, conocida también como Estación Bavio, asegura el productor Emiliano Amondarain que “lo que la vaca podría dar de leche está un 30 % abajo de lo normal”. El presidente de la Unión General de Tamberos, nacido en una familia donde él representa la cuarta generación de tamberos, define a la situación como “compleja”. Y no es para menos: él, que aprendió del legado de su bisabuelo llegado de Europa, hoy encuentra que la leche vale más cara en Argentina que en Europa.

Se escapan las vacas

Las políticas oficiales siguen empecinadas en estropear el campo. “El desfasaje en el tipo de cambio, para todas la economías regionales y no solo la lechera, nos pega a todos por igual. Contra un dólar paralelo de un 70 %, un montón de situaciones, como los costos laborales, no permiten que trabajemos de una mejor forma. Exigimos reglas claras para los productores”, agregó Amondarain.

A los números: el último año se perdió un 50 % de la producción. Con la falta de inversión que ha derivado en una infraestructura deteriorada: alambrados rotos por donde las vacas escapan; caños rotos, y una aguada –bebida para la hacienda- insuficiente, comederos desmejorados, caminos complicados. Y un negocio que no es rentable.

“La cuenta es fácil: en diciembre de 2014 los productores cobraban $ 3.50 más IVA por litro de leche. Pero bajándonos el precio en forma retroactiva entre 5 y 7 centavos por litro, en octubre o noviembre de 2015 suponemos que estaremos cobrando $ 2,75 por litro de leche”, puntualizó el rualista Bohner, que deja picando la pregunta: “si el productor recibe 3 pesos por litro y en góndola está 10 pesos, ¿quién se queda con un pedazo de la torta”.